lunes, 12 de septiembre de 2016

El miedo alrededor del fuego





Estas semanas estamos #Calentando Para El 45 Aniversario de mi Grupo Scout San Cayetano.

Y aún recuerdo el súper pánico (en Venezuela le decimos de otra manera),  que pase en uno de mis primeros campamentos con la tropa San Cayetano, en Infiernito (ladera Norte del Parque Nacional El Ávila), durante la fogata nuestro Jefe de Tropa Silverio Roget nos contó un cuento sobre una supuesta batalla de la Guerra Civil y para después había preparado a unos rovers y unos amigos para darnos un susto, y no se el de los demás pero mi SUSTO fue infinitamente mayúsculo.



También recuerdo un susto, que la patrulla águilas le dio a Marilyn De Nobrega en la Hacienda La Elvira, estoy seguro que ellos y muy especialmente ella aun lo recordaran. Durante la fogata les habíamos contado una historia de la Viuda de la hacienda, y luego Roberto, Damián & Co. Se esmeraron para hacer flotar una vela y mientras tocaban unos calderos por los patios de la hacienda… al final me costó muchisimo convencer a Marilyn que eran sus amigos y no la viuda los que hacían ruidos.


Pero para mi, el tope de los sustos de campamento, fue en bajo un Samán a la orilla del Rio en Salmerón, yo me iniciaba como SJT de Silverio Roget y durante la fogata les contamos a los scouts que en la ramas de ese mismo árbol habían ahorcado al Negro José Leonardo Chirinos, para acabar con la fallida insurrección que él lidero en busca de la abolición de la esclavitud. Y cuando estábamos en plena historia, observamos unas tenues luces sobre la quebrada, e inmediatamente ver a un grupo de negros que se acercaban, con los pantalones “remangados y sin camisas” algunos con unas lámparas de queroseno y otros con unos machetes en la mano, el grupo paso a pocos metros de nosotros y continuo rio arriba. El miedo fue el mismo para adultos y jóvenes, y les puedo asegurar que ninguno de nosotros fue capaz de contestar en voz alta al "Buenas Noches" que escuchamos, si recuerdo que tardamos un rato en entender que se trataba de gente del pueblo que estaban “pescando camarones". Además les puedo asegurar que para los GP fue sumamente difícil (imposible) enviar a los aguadores a la quebrada a buscar agua esa noche.
Y es que reunirnos #AlrededorDelFuego es propicio para contamos y compartir una gran variedad de relatos e historias de diversas y disimiles contenidos. Pero sin duda uno de los preferidos tanto por Juglares como por el Público en General son los cuentos de terror o miedo.



Y aunque no me gustan ni disfruto de las películas de terror, personalmente siempre disfrute a Horacio Quiroga y sus Cuentos de Amor, Locura y Muerte. 













Entro al edificio y encontró a su amor, sentada donde siempre pero diferente. No era sorpresa, siempre entraba a buscarla al Sambil y siempre era diferente lo importante era conseguirla en su banco. Él iba todo los días a la misma hora a veces estaba allí hoy estaba. Su cabello era rojo y no negro como el día anterior, su piel era más oscura que hace 2 semanas, sus ojos eran amarillos y no negros como hace meses. Por supuesto que era diferente, ese era su juego y sabía que ella lo disfrutaba tanto como el, pues seguía yendo a sentarse en aquel banco, si a veces dudaba y no iba pero al final siempre volvía. Era su estilo particular de amarse.


Por fin ella se paró, él había estado viéndola por un rato. Ella había hablado por teléfono con alguien y se había parado con mala cara, él no se preocupaba sabía que las caras, las acciones y la salida eran parte del juego. La siguió como siempre lo hacía, sin que ella lo viera, caminaron por la calle hasta el metro ella se bajó en petare y el la siguió. Ella subió una de las tantas escaleras que suben a la civilización de cartón a la que tanta gente había subido antes y cuando por fin estuvieron solos la apuñalo. La vida se fue de sus ojos, como siempre, ella cayó al suelo, como siempre y dejo de moverse, como siempre. El volvió al metro y fue a su casa. Al día siguiente volvería a buscarla en el mismo sitio, como siempre

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Pterodáctilo Ancestral
Septiembre 2016



3 comentarios:

  1. (1/3)

    Hola JR, me alegro que hayas mencionado la super-broma aquella en La Elvira (de hecho tenía pensado, desde que empecé a leer tu blog hace un tiempo, enviarte un relato sobre ella) y, además, a Horacio Quiroga y sus "Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte" (da la casualidad que hace 10 días me encontré en París a un muchacho que se dedica a recopilar y re-escribir, entre otras cosas, historias tradicionales de las distintas regiones de Argentina; y hablamos de Quiroga y de ese libro).

    Creo que éramos como 6 o 7 de los más grandes los que nos confabulamos para hacer aquella broma. Estaban además, como mínimo, Pimpo y Arturo; y ya menos seguro, creo que estaban también el Chiqui y el Becerra (qepd); posiblemente Ernesto también. Los facinerosos de siempre, el equipo de "La Pasta" (sin "l", jajajaja).

    Empezamos a confabularnos entre nosotros sobre la hora de la cena o poco después, y la discusión era si hacer la broma poco después de la "extinción del fuego" o mucho más tarde. Estábamos algo preocupados por la posibilidad que Uds. los Scouters ya algo podían estar intuyendo acerca de que los más grandes estábamos preparando algo. Al final decidimos hacer la broma mucho más tarde, bien pasada la medianoche, que como todo el mundo sabe es la hora de los fantasmas y de los aquelarres. No me acuerdo bien, pero seguramente fue entre las 2 y las 3 de la mañana, más que nada porque teníamos que asegurarnos que Uds. los Scouters estuvieran realmente dormidos y no montando guardia. Me acuerdo que al menos un Lobato se despertó al paso de uno de nosotros (que tan discretos al final no fuimos), pero pretendimos ir a buscar agua o ir a hacer nuestras "necesidades", y se volvió a dormir, angelito inocente.

    Nos llevamos con nosotros algunas ollas y cucharones y, una vez llegados al sitio, decidimos añadir algunas de las tejas del reborde del muro de protección de la hacienda (que estaban caídas, no sacamos ninguna, ojo al dato), y algún que otro palo grueso encontrado por ahí.

    La gran idea nuestra fue la de utilizar las grandes bolsas de basura negras para que, cuando se despertara todo el mundo y buscara el origen del ruido (había bastante luna, temíamos ser delatados por ella), si éramos apercibidos, desde la distancia quedara la duda de si realmente había algún fantasma merodeando por ahí, o si era más bien alguno del grupito de sospechosos habituales y futura (¿inminente?) carne de Clan. Una especie de "despedida de la Tropa" privada anticipada entre y para nosotros.

    (sigue…)

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  2. (2/3)

    Teníamos que usar una vela porque los fantasmas no usan ni lámparas Coleman ni linternas, y no me acuerdo bien si al final utilizamos una o varias velas; pero de lo que sí me acuerdo es que nos parecía fundamental generar los ruidos en distintas partes y al mismo tiempo hacer aparecer y desaparecer la o las velas por otras, afín de darle el mayor "toque dramático" posible (que finalmente, a juzgar por la que armamos, conseguimos).

    Y lo más importante: todo eso, esforzándonos en no hacer para nada sonidos de fantasma con nuestras bocas humanas, ya que nos delataríamos; aunque me parece que al final sí que los hicimos, pero "super-suaves", para sembrar la duda. ¡Y cómo se oyen a lo lejos los cuchicheos y las risas!

    La idea original era, por si las moscas, ir cada uno de los 6 o 7 "apareciendo" de a poco y como si nada allí donde se supone que teníamos que estar durmiendo (sobre todo teniendo en cuenta que, naturalmente, alguien se extrañaría de no encontrar a Fulano o Zutano), mientras el resto del grupito seguían con la bromita. Con la que se armó, no pudo ser. Aquellos chillidos de terror y la batahola que se creó fueron, francamente, una música deliciosa para nuestros sorprendidos oídos. ¡Qué éxito! Es más: ¡qué exitazo!

    Estábamos muy lejos de imaginar que nos saliera tan bien, ya que para nosotros era más que obvio que enseguida no solo Uds. los Scouters, sino también los propios Scouts y Escultas, se darían cuenta enseguida de que aquellos ruidos supuestamente "sepulcrales" estarían tan mal hechos que resultaría evidente que algún gracioso estaría haciéndose, justamente, el gracioso.

    Sobre todo teniendo en cuenta la misteriosa pero muy oportuna desaparición de sus puestos de dormir de los Scouts más mayores (y supuestamente más responsables). Es más, nos imaginábamos que hasta los Lobatos se darían cuenta enseguida y no dejarían de reírse de nosotros "¡aaaaahhhh, qué "chimbo" el fantasma de ustedes, jajajajaja!".

    (sigue…)

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  3. (3/3)

    No me acuerdo bien de quién o quienes fueron finalmente a investigar al cabo de unos minutos y dieron pronto con nosotros, creo recordar que estabas tú y tal vez uno o dos Scouters más; pero creo acordarme que al regresar al casco principal de la hacienda, al ir corriendo hacia nuestra zona, algunos de nosotros pisaron en la barriga (sin querer) a alguna gente a la que entre tanto los demás Scouters habían, de algún modo, calmado y logrado que se volvieran a meter en sus sacos de dormir.

    Nos ganamos, como es obvio, un largo y merecido regañón (que sinceramente no recuerdo en absoluto), y tuvimos por supuesto que ir a disculparnos con todo el mundo en general (o por lo menos nos vieron llegar con las bolsas de basura, las ollas, y al menos un Scouter detrás cuya cara lo explicaba todo) y con Marylín en particular, que desde entonces tuvo como apodo "La Viudita" (más se enojaba ella y más linda se ponía ¡qué cosa tan rara! daban ganas de hacerla enojar todavía más).

    Tampoco me acuerdo si fue aquella misma noche que fuimos castigados o no, pero sí que nos hicieron dormir en otra parte, porque no podíamos dejar de cuchichear entre nosotros comentando de nuevo la jugada; de hecho un par de veces vino un Scouter a darnos la orden de callarnos, ya que se nos oía y no dejábamos dormir. Si mi [¿cómo se llama eso? ¡ah, sí!] memoria no me falla, en aquel lugar donde nos hicieron dormir había, entre otro material agrícola, una especie de enorme tinaja semi-volcada, no me acuerdo si en arcilla o metálica, pero alguien contempló en un momento dado dormir ahí dentro; solo que entre el temor a ganarnos otro regañón y la perspectiva de amanecer con los riñones destrozados, al final nadie se animó.

    Creo recordar que además de los regaños hubo incluso alguna que otra velada amenaza de un probable Consejo de Tropa, o peor, de una Corte de Honor o de retirarnos la pañoleta. ¡Bueno, pero también ***¡deberían habernos felicitado!***, por lo bien hechas que nos salieron las cosas y, sobre todo, por la originalidad de la iniciativa! Siempre son los Scouters los que imaginan y arman esas cosas, con alguna ayuda del Clan. Además que después de oír la historia original de La Viuda de labios del o de los Scouters responsables (seguramente Silverio Roget), dado aquel marco y circunstancias perfectamente propicios, era demasiada tentación como para no devolverles a los Scouters algunos de los sustos recibidos cuando éramos Pie Tiernos o aspirantes a Promesados.

    También nos disculpamos al día siguiente (sobre todo con La Viudita), y supongo que ahí sí que nos habrá caído el castigo, cualquiera que este fuera; que cumplimos con la enorme satisfacción íntima de saber que habíamos añadido una página más al glorioso y gordo libro de vivencias y leyendas del Grupo Scout San Cayetano N°26, Caracas, uno de los mejores de toda Venezuela.

    (Final)

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