En aquellos años en que tuvimos responsabilidades institucionales con la ASV pudimos tratar y conocer
en mayor o menor grado a cada uno de los Jefes Scouts del momento, de alguna
manera tratamos con todos desde Luis Esteban y hasta Juan Rodrigo (de él
hablaremos otro día). Entre todos ellos: con quienes mantuvimos la relación más
larga, respetuosa, afectiva y sin duda fructífera fue con Rodolfo Moleiro y con
Gilberto Mendoza. Y es interesante que viniendo nosotros de la base, y habiendo
sido parte de los dirigentes técnicos, hubiéramos podido desarrollar esta
relación con dos personas que tenían poco o nada que ver con esta área del
escultismo. Y hoy cuando acompañados de nuestros hijos fuimos a darle un abrazo
a Elena Mendoza y a despedirnos del querido Gilberto, creemos saber el porqué,
y es que finalmente lo que más nos atrajo del escultismo, fue la capacidad de
formar y desarrollar valores, y estos dos grandes del escultismo, fueron scouts
desde siempre, fueron scouts aun antes de realizar su Promesa Scout, nuestros
Principios fueron suyos antes de conocerlos, ellos ejemplarizaron nuestra Ley
Scout cumpliéndola desde antes de prometer cumplirla.
Recordamos a Gilberto, como un
ser amable y desprendido, quien disfrutaba y gustaba de compartir su felicidad,
su suerte y sus dones con todos aquellos que lo rodeaban, nunca le conocimos
egoísmo a este hombre que creía firmemente que la felicidad se traducía en
hacer felices a los demás, y que la felicidad compartida es la mayor felicidad.
Quisieron Las Moiras, que
tuviéramos la inmensa suerte de que Gilberto Mendoza – The Boss como le decían
en la AMB, o simplemente EL JEFE como le decíamos nosotros – liderara la ASV
cuando a nosotros nos correspondía ejercer cargos institucionales a nivel nacional.
Entre lo que más nos impresiono fue su continuo esfuerzo para ser amigo de
todos, por respetar a todos, por ayudar a su prójimo en cualquier
circunstancia. No les vamos a decir que Gilberto era un santo (que no lo era),
pero sin duda supo desarrollar y utilizar su inmensa capacidad de hacerse
querer y respetar para liderizar un movimiento como el nuestro, en que se
congregan tantos caracteres diferentes. De esa manera Gilberto logro que cada
uno de nosotros – sin dejar de remar su propia canoa – coadyuvara también a
llevar a toda la institución hacia un norte común que él nos marcaba. Eso no
fue fácil de entender y compartir para muchos de nosotros, pero El Jefe siempre
estuvo atento, para acercarse con una sonrisa y un gesto, cuando alguno sentía que
ya no valía la pena o cuando pensábamos que era demasiado difícil o complicado.
Y esa fue su fórmula secreta,
su inmensa capacidad de liderazgo y conducción de grupos lo convirtió en un
gran gerente, tanto en su querido El Palmar, como en la AMB, o en los scouts.
Pero no hubiera sido suficiente sin su ingrediente secreto, Gilberto era una
buena persona, y eso todos lo reconocíamos y respetábamos. Gilberto era capaz
de acercarse y lograr que cada quien diera lo mejor, para el logro del bien
común.
Aun recordamos – con mucha nostalgia
– cuando decidió y nos informó en que roles quería que lo ayudáramos cada uno
de nosotros, y contra lo esperado por muchos – y por nosotros mismos – llamo a
Desiree y le encomendó la Región Metropolitana, mientras que a los pocos días,
me encomendó a Juan Rodrigo la Dirección Nacional de Programa de Jóvenes, y de
alguna manera cada uno fue feliz y eficiente con su encomienda. Y El Jefe no
solo nos designó, sino que nos guio y acompaño en la labor, y jamás nos dejó
solos. Gilberto fue nuestro líder, pero también fue parte de nuestros equipos,
sumándose acompañando e impulsando nuestros proyectos, para hacerlos realidad. Y
lo hizo con el mismo o con más entusiasmo que nosotros mostrábamos.
Por eso hoy al despedirlo
podemos decir con seguridad: MISIÓN CUMPLIDA JEFE, hasta la vista Gilberto
siempre te recordaremos con todo nuestro amor y cariño.
Gilberto, también fue un
entusiasta Cuenta Cuentos, siempre tuvo el relato, la experiencia, el ejemplo
de vida requerido para motivarnos, aleccionarnos e impulsarnos hacia el éxito
de las metas trazadas. De ellos hoy recordamos el inicio de una difícil asamblea
nacional en que nos dijo: Si tienes que comerse un sapo todos los días debes
hacerlo muy temprano en la mañana. No pierdas el día pensando en cómo hacer o
no hacerlo, no pierdas tiempo pensando en que saben mal, o en que no te gustan,
SIMPLEMENTE HAZLO y el resto del día será muy sencillo. Piensa ¿Cuál es mi
sapo?, y cómetelo. Come un sapo vivo al principio de la mañana, y ten la seguridad
de que nada peor te ocurrirá durante el resto del día.
Misión Cumplida Jefe, estamos
seguros que El Señor te tiene desde ya, en el campo del reposo y de la dicha en
donde ha puesto su tienda junto a la nuestra, oramos por tu amada Elena, tus hijos
y nietos, y por todos aquellos que te quisimos, que Dios no de la entereza para
aceptar sus designios.
Misión Cumplida querido Gilberto, desde ya te
extrañamos.
Desiree
& Juan Rodrigo
Caracas,
12 de marzo de 2016
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