martes, 16 de agosto de 2016

Epale, arreglemos el mundo



 Saludar en estos tiempos y en estas tierras, se ha convertido en toda una demostración de coraje y valentía, ya que lejos del agradable y caraqueño « ¡CHEVERE! » con que siempre contestábamos los venezolanos al criollo: « Epale, ¿Cómo estás? », lo que ahora normalmente recibimos es un «Buenoooo, ¿qué quieres que te diga?, ¿por dónde empiezo?... …», que desanima y deprime al más alegre.




Hoy, mientras me dirigía a la oficina, escuchaba el foro de Cesar Miguel Rondón quien tenía invitado al Dr. Ángel Oropeza para hablar de esa pandemia que en esta época nos agobia a todos en Venezuela: LA DESESPERANZA. El Dr. Oropeza, decía algo que me hizo reflexionar: «La desesperanza no tienen nada que ver con los valores del venezolano. Es un estrategia psicológica del gobierno, y ni siquiera es  una estrategia novedosa ni autóctona ya que la misma fue ideada hace ya muchos años por el régimen soviético y posteriormente importada y adaptada por el G2 Cubano».


Esta afirmación suena muy simple, falsa y vaga para:


      El obrero que sabe que su salario diario no le alcanza ni para comprar sendos cafés con leche para él y su esposa, y aun así debe ir todos los días a su labor.



      El empresario que a pesar de esforzarse en “duplicar el salario” de sus trabajadores, no logra “borrar el desasosiego de sus ojos” y mucho menos motivarlos a trabajar con alegría y productividad.



      El padre del joven de 20 años que va a una fiesta en la noche, y aun despierto es atormentado por pesadillas hasta que el hijo regresa a casa.



      Los Viejos Lobos que durante meses programan con la mayor ilusión y esfuerzo, el acantonamiento de TU RASTRO JUNTO A MI RASTRO para sus lobeznas y lobatos, solo para ser atacados en la noche de cierre por unos Bandar-log, que los aterrorizan a sus niños y a ellos, y los marcan por mucho tiempo.

      Los padres y representantes de esas lobeznas y lobatos que, aunque están totalmente convencidos del inmenso beneficio de tener a sus hijos en el escultismo, se encuentran en el enorme dilema entre permitirles acantonar en esta selva sin ley o retirarlos de la manada.



Definitivamente el panorama no se ve nada fácil, y podemos pecar de cándidos e inocentes, pensando que lo vamos a resolver. Y es que los VOCEROS DE LA DESESPERANZA han sido muy exitosos utilizado todas las armas a su alcance para sembrar y cosechar el desaliento y el pesimismo en todos los ámbitos de nuestra vida, con la seguridad de que de esa manera nos paralizan y desarticulan impidiéndonos avanzar en la búsqueda del País anhelado. Pero el mismo Ángel Oropeza seguidamente nos daba esperanza y luces citando a Santo Tomas para explicarnos que: «Esperanza es hacer todo lo que sea posible para que lo que yo quiero se logre», entonces entendemos que la desesperanza solo le sirve a aquellos que nos quieren inmovilizar y no nos permiten salir de este agujero.

Estoy 100% convencido que en Venezuela existe un proceso “irreversible”, y que pronto la Patria nos va a llamar al “trabajo fecundo y creador” (esa es del Profesor Lohengry Vento) para reconstruir el mundo que soñamos para nuestros hijos y nietos. Pero aquí la desesperanza vuelve a hacer de la suya y nos convence de que esto se cae a pedazos y de que no hay quien lo componga.

Entenderán que no tengo la solución en el bolsillo de la camisa, pero si guardo este cuento de trama ingeniosa y final resplandeciente que desde hace años deambula por Internet con el título Arreglar el Mundo y que es atribuido nada menos que a García Márquez. Con el mayor respeto, dudo mucho de la autoría (por la escritura instrumental, que no me parece escrita por el genio de Aracataca),  pero me cautiva la trama y considero el ponderando desenlace como realmente útil y necesario para los tiempos por venir. Así que ahora les comparto:




ARREGLAR EL MUNDO



Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 6 años invadió su santuario decidido ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.



Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo  entregó a su hijo diciendo: Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie'.



Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo'.



Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.



Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.



¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

-      Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?

-      Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. 'Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo'




Cuento recibido por internet y atribuido GABRIEL GARCÍA MARQUEZ



Pterodáctilo Ancestral

agosto 2016


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