Saludar en estos tiempos y en estas tierras, se ha
convertido en toda una demostración de coraje y valentía, ya que lejos del
agradable y caraqueño « ¡CHEVERE! » con que siempre contestábamos los venezolanos al
criollo: « Epale, ¿Cómo estás? », lo que ahora normalmente recibimos es un
«Buenoooo, ¿qué quieres que te diga?, ¿por dónde empiezo?... …», que desanima y
deprime al más alegre.
Hoy, mientras me dirigía a la oficina, escuchaba
el foro de Cesar Miguel Rondón quien tenía invitado al Dr. Ángel Oropeza para
hablar de esa pandemia que en esta época nos agobia a todos en Venezuela: LA
DESESPERANZA. El Dr. Oropeza, decía algo que me hizo reflexionar: «La
desesperanza no tienen nada que ver con los valores del venezolano. Es un
estrategia psicológica del gobierno, y ni siquiera es una estrategia novedosa ni autóctona ya que
la misma fue ideada hace ya muchos años por el régimen soviético y
posteriormente importada y adaptada por el G2 Cubano».
Esta afirmación suena muy simple, falsa y vaga para:
• El obrero que sabe que su salario diario no le alcanza ni para comprar sendos cafés con leche para él y su esposa, y aun así debe ir todos los días a su labor.
• El empresario que a pesar de esforzarse en “duplicar el salario” de sus trabajadores, no logra “borrar el desasosiego de sus ojos” y mucho menos motivarlos a trabajar con alegría y productividad.
• El padre del joven de 20 años que va a una fiesta en la noche, y aun despierto es atormentado por pesadillas hasta que el hijo regresa a casa.
• Los Viejos Lobos que durante meses programan con la mayor ilusión y esfuerzo, el acantonamiento de TU RASTRO JUNTO A MI RASTRO para sus lobeznas y lobatos, solo para ser atacados en la noche de cierre por unos Bandar-log, que los aterrorizan a sus niños y a ellos, y los marcan por mucho tiempo.
• Los padres y representantes de esas lobeznas y lobatos que, aunque están totalmente convencidos del inmenso beneficio de tener a sus hijos en el escultismo, se encuentran en el enorme dilema entre permitirles acantonar en esta selva sin ley o retirarlos de la manada.
Definitivamente el panorama no se ve nada fácil, y
podemos pecar de cándidos e inocentes, pensando que lo vamos a resolver. Y es que
los VOCEROS DE LA DESESPERANZA han sido muy exitosos utilizado todas las armas
a su alcance para sembrar y cosechar el desaliento y el pesimismo en todos los ámbitos
de nuestra vida, con la seguridad de que de esa manera nos paralizan y
desarticulan impidiéndonos avanzar en la búsqueda del País anhelado. Pero el
mismo Ángel Oropeza seguidamente nos daba esperanza y luces citando a Santo
Tomas para explicarnos que: «Esperanza es hacer todo lo que sea posible para
que lo que yo quiero se logre», entonces entendemos que la desesperanza solo le
sirve a aquellos que nos quieren inmovilizar y no nos permiten salir de este
agujero.
Estoy 100% convencido que en Venezuela existe un
proceso “irreversible”, y que pronto la Patria nos va a llamar al “trabajo
fecundo y creador” (esa es del Profesor Lohengry Vento) para reconstruir el
mundo que soñamos para nuestros hijos y nietos. Pero aquí la desesperanza vuelve
a hacer de la suya y nos convence de que esto se cae a pedazos y de que no hay
quien lo componga.
Entenderán que no tengo la solución en el bolsillo de la camisa, pero si guardo este cuento de trama ingeniosa y final resplandeciente que desde hace años deambula por Internet con el título Arreglar el
Mundo y que es atribuido nada menos que a García Márquez. Con el mayor respeto, dudo mucho de la autoría
(por la escritura instrumental, que no me parece escrita por el genio de Aracataca),
pero me cautiva la trama y considero el ponderando
desenlace como realmente útil y necesario para los tiempos por venir. Así que
ahora les comparto:
ARREGLAR EL MUNDO
Un científico, que vivía preocupado con los
problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba
días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su
hijo de 6 años invadió su santuario decidido ayudarlo a trabajar. El
científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a
otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó
en algo que pudiera entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en
donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras
recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: Como te gustan
los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda
de nadie'.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10
días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz
del niño que lo llamaba calmadamente. Papá, papá, ya hice todo, conseguí
terminarlo'.
Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó
que sería imposible que, a su edad haya conseguido componer un mapa que jamás
había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus
anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos
los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
- Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo
lograste?
- Papá, yo no sabía como era el mundo, pero cuando
sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la
figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al
hombre, que sí sabía cómo era. 'Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a
la hoja y vi que había arreglado al mundo'
Cuento recibido por internet y atribuido GABRIEL
GARCÍA MARQUEZ
Pterodáctilo Ancestral
agosto 2016
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