miércoles, 8 de junio de 2016

Verde Tropical / por Luigi GINO Luongo

Como secuela de la publicación del pasado 11 de mayo (Los Halcones en La Forja de Vulcano), hace unos días me llamo GINO, para entregarme una crónica escrita por él en consecuencia del cambio del uniforme azul a verde en la ASV (este segundo cambio de nuestra vestimenta se realizó en 1997, sin embargo el autor no me pudo precisar la fecha del escrito, aunque si recuerda que nunca lo publicó por lo que hoy lo compartimos como un escrito totalmente inédito).

Para mí - que siempre he considerado que para cada de nosotros “el viejo uniforme” es simplemente aquel que nos tocó utilizar - el tema nunca fue atractivo y confieso que lo fui a buscar con cierto escepticismo y principalmente motivado a tener la oportunidad de abrazar a un amigo.

Sin embargo GINO nuevamente me sorprende, dándole la vuelta y llevándonos a una arista que algunos de nosotros no habíamos percibido ni considerado jamás. Con su peculiar estilo de <<PICO DE ORO>>, divaga hasta que nos amarra a su relato, para luego hacernos aterrizar en donde él tenía previsto desde antes. De una manera muy agradable, Gino se regodea pelando todo aquello que podemos considerar la "concha de la mandarina", para descubrir el "jugoso fruto", al presentarnos lo que para él es fondo de asunto, que en este caso encarnan los valores mismo del movimiento scout. 

Por razones obvias, el escrito no lleva correcciones ni ediciones de parte nuestra y lo compartimos tal y como lo recibimos del autor.

Hoy nos sentimos
sumamente horados y
complacidos de poder
compartir esta crónica de
un amigo que admiramos,
y ademas porque
sentimos que de
alguna manera, esto es
<<ponerle los “pantalones largos” a
#MeLoContaronAlrededorDelFuego>>,
entonces para todos Ustedes... ...


Verde Tropical
por Luigi GINO Luongo
Caracas - 1997



En el curso de los últimos treinta años (que son los que yo recuerdo) hemos soportado el trauma de dos cambios de uniforme, eso quiere decir que me encuentro entre aquellos que se acuerdan del primero entre ellos: el kaki, pantalón corto, camisa y sombrero del mismo color y medias beige con trenzillas verdes. En algún momento alguien decidió que ese uniforme era demasiado caro o demasiado extravagante y lo cambiaron. El color kaki desapareció y en su lugar vino uno azul en dos tonos, oscuro abajo y claro para la camisa. El famoso sombrero redondo de fieltro con los cuatro golpes que nos hacía sentir colonialistas fue cambiado por una proletaria cachucha azul. Veinte años después, otro cambio. Todo eso desaparece para darle paso a una chillona y tropical camisa verde.


Voy a abrir un paréntesis en cuanto al pantalón.

Los Scouts hemos ido a contracorriente con un tino muy especial. Hace treinta años los únicos que se atrevían a utilizar los pantalones cortos éramos los jugadores de fútbol y nosotros. El salir un sábado en la tarde, uniformado, con pantalones cortos, trenzillas y medias hasta las rodillas en San Agustín, el Valle ó Catia era una provocación que siempre surtía efecto. Nuestra ventaja era que formaba parte del conjunto el único adminículo verdaderamente útil, el bordón. Tenía un efecto disuasivo en principio y contundentemente represivo al fallar lo primero.

Con el tiempo la gente dejó de fastidiarnos ya que empezó a ponerse de moda ir en pantalones cortos hasta convertirse en algo normal y nosotros los Scouts en cambio... los fuimos alargando. A pesar de eso cuando alguien piensa en nosotros siempre piensa en un idiota con los pantalones cortos y no en un idiota con los pantalones largos. Hemos entrado en la cultura con las rodillas al aire y jamás se darán cuenta que ahora, al menos nosotros, nos las tapamos. Esto me permite otro paréntesis al paréntesis anterior.

¿Se han fijado en lo limitado que son los chistes sobre los Scouts? Son siempre los mismos y siempre gafos. Definitivamente los creativos somos nosotros, esto hace que estamos obligados a proponer un concurso entre nosotros para hacer mejores chistes sobre nosotros mismos (perdonen tanto nosotros) sino estaremos condenados ad aeternam a oír aquello de “un conjunto de niños vestidos como...” y eso es demasiado para cualquiera.

Voy a cerrar el último paréntesis y ya que estoy en eso voy a cerrar el otro también. Yo creo que en general los Scouts somos gente tradicionalista. Esto implica un cierto apego al pasado. Un ejemplo de eso es que estamos chingos por reunirnos con alguien que fue de nuestra patrulla para recordar y revivir esa experiencia.

Basta que se reúnan dos tipos mayores de veinticinco años , para que comiencen a recordar las vicisitudes pasadas y cuando llegan a los treinta se reunen para recordar cuando se reunieron a los veinticinco para recordar cuando se reunieron a los diecisiete cuando se reunieron para recordar cuando estaban en la patrulla halcones en el juego amplio en que les ganamos a la oso. Y así hasta el infinito.

Cada vez que hablamos del uniforma kaki se nos aguan los ojos al recordar nuestro sombrero redondo con los cuatro golpes, y olvidamos que cada vez que el Jefe de tropa se descuidaba le quitábamos los cuatro golpes , los convertíamos en dos laterales, le levantábamos las alas al sombrero y lo convertíamos en lo que sí nos gustaba de verdad verdad: un sombrero vaquero como el de John Wayne . Siempre estuvimos más cerca de los vaqueros que de la policía montada canadiense. Efectos de la televisión, sin duda alguna. Que siempre nos mostró a un sargento Prescott desabrido.

Ese uniforme, un buen día desapareció y nos lo cambiaron por el azul. El kaki era demasiado caro y demasiado militar y había que desmilitarizar la imagen y abaratar el paquete. Y así se hizo. Y todos saben lo que ocurrió después. Bastó que nosotros empezáramos a salir a la calle con pantalones azul oscuro y camisa azul clara que todos los cuerpos de vigilantes privados de Venezuela escogieran los mismos colores para sus uniformes y oprobio final, hasta los agentes de la Policía Municipal de Caracas. (Y los grandísimos desgraciados también tenían el sombrero que sí nos gusta).

Entonces, otro cambio, vamos a la camisa verde. El mismo día en que nosotros decidimos utilizar ese color ya que los demás estaban copados en los “cuarentaycincomil” cuerpos de policía municipales del País, los barrenderos de Fospuca tienen la misma idea. ¿Traición, coincidencia, mala suerte, el mismo diseñador? Vaya usted a saberlo.

Así que ahora no nos parecemos a los militares, no nos parecemos a los vigilantes privados y a la policía municipal, ahora nos parecemos a los barrenderos.

Pero, vamos a ver el asunto un poco más de cerca. ¿En verdad queremos parecernos a los militares?  Yo creo que en principio ya están todos los que se necesitan. Además están demasiado cerca de las armas y eso a la larga no resulta muy saludable ni para ellos ni para los que están cerca de ellos. Así que mejor no nos parezcamos demasiado.

Por otro lado, los vigilantes privados. Es muy parecido a lo anterior, en el sentido que son gente que nos tendrían que proteger y de repente, lo vemos en los periódicos, se convierten en agresores ó, en el mejor de los casos, se les escapa un tiro.

En cambio nunca hemos oído que los obreros de Fospuca hayan intentado saltar jamás ninguna talanquera, no hacen ruido de sables ni se les ha escapado ningún tiro de ninguna arma de reglamento porque en principio una robusta escoba no es un arma demasiado peligrosa. (Ni siquiera en las manos de mi mamá que le tenía una guerra declarada a las cucarachas ó cuando se cansaba de arriar cuatro muchachos revoltosos y perdía la paciencia. Les puedo asegurar que no fue demasiado traumático, ni para las cucarachas ni para nosotros).

Si es nuestro destino parecernos a alguien, si no podemos ser absolutamente originales, entre parecernos a los militares, a los vigilantes privados ó a los policías yo prefiero parecerme a un honesto trabajador que se gana la vida limpiando lo que los demás ensucian.

Sospecho que en este contexto, a B.P. no le hubiera disgustado.

Gino Luongo
Caracas 1997

compartida por
Pterodáctilo Ancestral
Caracas junio 2016


2 comentarios:

  1. Como los barrenderos, dejando el mundo mejor de como lo encontraron.

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  2. Como siempre Gino, Luigi y sus palabras, hermano de siempre, si yo también por esos cambios, y aun estoy tratando de recoger la basura que dejan otros, no para desecharla, sino para poder aprovechar y reciclar, por aquello de dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos, si no limpio, por lo menos recogido....

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