miércoles, 27 de abril de 2016

Vida Scouts SERVIR / Eduardo Oropeza

La sonrisa de los morochos el día de
su promesa en la manada San Cayetano

Lo conocí en el año 1993, cuando me toco ser su Guía de Tropa en el IMT#33 (vean el Me lo Contaron del 27 de enero 2016), pero desde ese momento él había crecido muchísimo: como Scout, como Jefe de Tropa de su querido “Batalla…”, como dirigente institucional en "Donde Nació Venezuela", como Capacitador, como Padre Ejemplar, como Amantísimo Esposo, como Hombre de Bien. Esa fue una de las razones por las que tanto me alegre cuando me invito a ser parte del equipo que estaba formando para su primera experiencia como Director de un Nivel Avanzado, otra fue porque de esa manera me demostraba su aprecio y valentía – muy pocos Directores Jóvenes se atreven a incluir a alguien tan fastidioso en su equipo – y una de las mayores fue la grata oportunidad de participar en una actividad tan bien Gerenciada. Porque habiéndose formado como director de cursos en la "nova escola" – en la que nos enorgullecemos de conocer, pero no depender del viejo y querido manual de improvisaciones – él asumía su papel de director de curso, como si de dirigir una gran orquesta se tratara, revisaba – y nos hacía revisar -  cada detalle varias veces, se aseguraba que cada uno de nosotros estuviera afinado para armonizar como armonizan los sonidos de diferentes instrumentos, asumía su papel de director como el del responsable de transferir valores, y esto lo hacía de la única manera que sabía hacerlo: a través del ejemplo. Un día – a pocas semanas del curso – me llamo, y me pidió que ajustara la historia que yo había escrito para la fogata de Ley y Promesa en su IMT#33:   
                                                                                                                               
-       Me gustaría que cubriera, desde el Pie Tierno hasta el Ciudadano – me dijo

-       Na’ Guara, no pides nada – le dije entre risas mientras forzaba mi gentilicio de guaro.

-       Quiero que los participantes se sientan “Dirigentes Integrales” y no dirigentes de una unidad – continuo él, provocándome una sonrisa al reconocer una frase que yo sabía que había salido de la Forja de Desiree

-       oK, déjame ver que me sale – le comente aun sin convencimiento

-       Tu sabes que puedes hacerla, y contarla – me adulo como buen gerente – tu sabes que es lo que necesitamos, y seguro quedara excelente

-       Bueno, está bien – me escuche diciendo ya rendido a sus halagos – la escribo para que la contemos entre todo el staff

De esa manera, ajustamos nuestra adaptación libre de “El sueño de Jaimito” (4ta reunión de manada - 8 Reuniones de Manada – Consejo Interamericano del Escultismo, San José de Costa Rica, 3ra Edición – 1981), para el querido Eduardo Oropeza.

Hermano desde donde estés intercede por nosotros - nos haces mucha falta - todos los días te extrañamos, algún día tendré el valor de escribir más largo sobre ti, y de cómo tu accidente cambio nuestra historia, parafraseando el viejo proverbio ingles: Por un Clavo una Herradura, por una Herradura un Caballo, por un Caballo un Caballero, por un Caballero la Batalla y por esa Batalla perdimos el Reino...


VIDA SCOUTS SERVIR

Carlos fue un niño como ustedes que hace algunos años llegó a la manada, e ingreso en la seisena roja y durante aproximadamente dos meses, con ayuda de Baloo y de todos los otros Viejos Lobos, fue conociendo la Ley de la Manada para ser admitido como miembro de la misma. Por fin llego el día, por primera vez Carlos portaba el uniforme de Los Scouts de Venezuela, su AKELA grito MANADA, MANADA , MANADA y todos corrieron a formar una circulo de roca, luego el circulo se abrió y entonces su AKELA llamo a sus Papá y a su Mamá a la formación e invita a Carlos a pararse en el frente, y allí, frente a toda su manada, Carlos realizó su Promesa de Lobato.

"Prometo hacer cuanto de mi dependa para ser leal a Dios, mi Patria, mis padres, mis superiores, obedecer la Ley de la Manada y hacer un servicio a alguien cada día".

Aquel día de su Promesa, Carlos llegó muy feliz a su casa y entre bocado y bocado le contaba una y otra vez a su papá sobre todo lo había tenido que aprender para ser hoy un Lobato

En la noche, Carlos lleno de alegría va a acostarse. Se quita su uniforme y se queda por largo rato contemplando las insignias de su camisa, está muy orgulloso de poder portarlo, antes de meterse debajo de sus cobijas, y todavía con la pañoleta en la mano, reza del lobato, y se promete a si mismo hacer todo lo que de el dependa para cumplir la Ley Scout.

Por fin, apoya la cabeza en su almohada, y pronto se queda dormido. Aquella noche Carlos tuvo un sueño...

Se encontraba en una tupida Selva llena de sonidos y olores que Carlos desconocía, a la distancia vio una gran roca que era iluminada por la luna y se acerco a ella y observo que los lobatos de su manada estaba todos allí, de repente un Gran Lobo Gris surgió de detrás de la roca e integrándose al círculo dijo:

-       Ya es hora de ir de caza de nuevo, pero antes iniciemos a los nuevos miembros de la manada que pasen los lobatos – y entonces comenzó a gritar a toda la manada – YA SABEN LO QUE DICE LA LEY YA LO SABEN, MIREN BIEN LOBOS!!! –  y luego dirigiéndose a los lobatos – HOY SUS PATAS SON NUEVAS Y DÉBILES TENDREMOS QUE IR FORMÁNDOLAS POCO A POCO, LAS HUELLAS QUE DEJAN SON AUN MUY FRESCAS PERO SI ESCUCHAN Y OBEDECEN A LOS VIEJOS LOBOS PRONTO SE FORTALECERÁN.

Y así Carlos se unió a la manada y todos los días aprendía algo nuevo, Bagheera – la pantera negra – lo enseño a trepar y saltar. Baloo – el oso gris – le enseñaba la ley.

Carlos creció sin darse cuenta y un día al regresar de la cacería noto que sus huellas cambiaban, cada vez eran más profunda, demostraban que Carlos estaba mas alerta y luego era más ágil.

Siguió esforzando y jugando con su manada y un día llego al final de la selva, ante él se abría un bosque AKELA se le acerca y le dice – CARLOS AHORA TUS PATAS ESTÁN FUERTES, YA DEJAS HUELLAS LIBRES Y DEBES DEJAR LA MANADA, TE INVITO A SALTAR Y SEGUIR TU VIDA EN ESE BOSQUE QUE TIENES AL FRENTE – BUENA CAZA

Carlos salta y llega al bosque, el mismo era cruzado por un alegre río, mientras caminaba Carlos, pudo ver arroyos, lomas, llanuras y a lo lejos una gran montaña. Fijándose mejor, Carlos vio a un grupo de muchachos, la mayoría un poco mayores que él. Unos cocinaban, otros construían un puente, otros mas reparaban una carpa, al acercarse reconoció a sus amigos lobatos, allí estaban Damián, ahora era su Guía de Patrulla, y Javier, su Sub-Guía, y todos alegremente le dieron la bienvenida, y su Jefe de Tropa lo invitó a caminar junto con ellos hasta llegar a las montañas.

Se quedo con ellos, meses, quizás años. Juntos emprendieron el camino a través del bosque hacia aquella gran montaña, recorrieron todos los rincones, navegaron por el río, acecharon animales, cocinaron, cantaron y en todo lo que hacían siempre había algo que aprendían, algo que Carlos nunca olvidaría.

Algunas veces en sus recorridos, se encontraban con muchachos nuevos, que pedían que los dejaran participar con ellos, en esos casos el Guía de Patrulla se los presentaba al jefe de Tropa y este le hablaba del gran Juego en el que estaban participando, y los invitaba a acompañarlos en su camino hacia las montañas a través de aquel bosque.

Otras veces llegaban, muchachos que ya traían el uniforme, a estos los traía el jefe de Tropa y se los presentaba como hermanos menores que llegaban de un largo recorrido por la selva, Carlos reconocía en ellos la marca de Akela.

Todos estos se iban integrando a la patrulla de Carlos, o a otras de la Tropa, y juntos seguían se recorrido por aquel gran bosque, siempre hacia la anhelada montaña.

Al pasar el tiempo Carlos en su recorrido por aquel bosque, aprendió el lenguaje de sus amigos, luego a ir de excursión, más adelante a acampar y finalmente un día, en compañía de otro miembro de su patrulla, se fue de excursión durante veinticuatro horas, ellos dos solos caminaron, trabajaron, acamparon y al volver fueron recibidos como héroes, y su Jefe de Tropa les dijo que ya eran, verdaderos scouts, que ya eran “PIONEROS”.

Carlos se da cuenta de que a crecido, muchos de sus compañeros ya no están, Damián su Guía de Patrulla, y Javier su Sub-Guía, se han ido; observa que ahora él dirige la patrulla y los demás Gatos lo llaman Guía, él es el que mejor conoce los secretos del bosque, y por lo tanto todos en la patrulla lo escuchan. A la patrulla siguen llegando nuevos muchachos y Carlos los recibe y les ayuda a recorrer aquel camino que ya el conoce tanto.

Un día mientras caminan, llegan a un Gran Lago, y al final de el, se encuentran con la imponente montaña, Carlos se acerca al lago y allí se consigue con su Jefe de Tropa y le pregunta, ya que lo ignora, de que manera cruzaran ese gran lago para llegar a su destino. El Jefe de Tropa, lo mira y le señala una pequeña canoa que flota a la orilla del lago, juntos se acercan a ella, pero al llegar Carlos se da cuenta que en ella solo hay un remo, y además en una canoa tan pequeña no podrán entrar todos los Gatos.

Mira a su Jefe de Tropa, y este sonriendo le dice que en aquella canoa el recorrerá aquel lago llamado ROVERISMO, hasta llegar a aquella anhelada montaña llamada CIUDADANO. En ese momento Carlos percibe otras canoas en el lago del roverismo, a algunos de los que las llevan los reconoce, allí están Damián y Javier, y todos aquellos amigos que se habían ido de la tropa.

Carlos con ayuda de su Jefe de Tropa se monta en la canoa y le pide a esté que lo acompañe para que lo ayude con sus consejos, JT le contesta que él no puede hacer esto porque, los demás de la patrulla lo necesitan y que Arturo, que ahora es el Guía de Los Gatos, necesita de sus consejos, pero que en este lago encontrara a algunos que lo ayudaran, que el jefe de Clan estar allí para orientarlo y finalmente le promete que siempre que se acerque a la orilla a pedir consejo, allí estará él para dárselo.

Carlos hiere al lago con el remo y en aquel momento escucha el grito de las patrullas que lo despiden, gritos que se confunden con los de bienvenida que les dan sus viejos amigos ahora en el Clan y en ese momento se da cuenta de lo que dijo su Jefe de Tropa, aquél día hace mucho tiempo cuando llego al borde del bosque y él lo invito a que los acompañara en ese camino hacia las montañas, y comprende que el camino no termina hasta llegar a la cumbre de aquella montaña, y que definitivamente cuando las cosas se hacen bien la recompensa es mayor al trabajo, en ese momento Carlos decide que llegara a la cumbre del CIUDADANO.





Ya es de mañana, es hora de despertar, pero Carlos aun sueña y al entrar su papá al cuarto esa mañana, lo consigue dormido, sonriendo y con su pañoleta fuertemente abrazada a la mano.

Pterodáctilo Ancestral
1993


Adaptación libre de:
“El sueño de Jaimito” (4ta reunión de manada)
8 Reuniones de Manada,
Consejo Interamericano del Escultismo
San José de Costa Rica
3ra Edición – 1981


5 comentarios:

  1. Grande Juan, Tuve el placer y el honor de oir este sensacional relato en ese curso, Eduardo es lo más parecido que he conocido a un scout perfecto, tu y yo compartimos el peso de su perdida y sus consecuencias, Dios lo tenga en su gloria y seguro a su lado.

    ResponderEliminar
  2. los extrañamos y nos hace falta
    Por un Clavo una Herradura, por una Herradura un Caballo, por un Caballo un Caballero, por un Caballero la Batalla y por esa Batalla perdimos el Reino...

    ResponderEliminar
  3. naguara chamo.... gratos recuerdos de eduardo con el cual tuve la maravillosa experiencia de compartir equipo de trabajo para una asamblea nacional "donde nacio venezuela" y recuerdo que nos exigia tanto o mas de lo que pudiesemos rendir, de esa experiencia en particular aprendi a perseverar y todavia lo aplico a mi vida cada vez que un compromiso se me presente... gran ejemplo el de nuestro hermano eduardo oropeza... QEPD

    ResponderEliminar
  4. Excelente nota Juan para un gran scout Eduardo era uno de los pilares centrales de esta asociación (palabras de Ignacio) muchas enseñaba as de el cuando me toco hacer mi Precap alla en valencia y luego las veces que me toco capacitar en su equipo la supervisión que el aplicaba y su forma de motivar dejaron un hueco enorme difícil de llenar gracias de nuevo

    ResponderEliminar