Venezolanos coloquemos las banderas
a media asta, rasguémonos las vestiduras, pintemos nuestros rostros con
cenizas, la traición se castiga con la tabla. Confesamos la inmensa y
deprimente decepción que nos embarga, por el grito de dolor, decepción y
arrechera que recorrió toda Venezuela a mediados de esta semana: uno de
nosotros cuyo nombre no merece ser recordado, (un nirgüeño–guaro–adoptado al
que muchos considerábamos con las credenciales requeridas para aglutinar y
liderar el País Democrático en la ardua labor de reconstrucción de la Patria
Posible, y al que defendimos “a capa y espada” y de “propios y extraños” en
múltiples y diversas oportunidades), un venezolano innombrable – insistimos –
traiciono la inmensa confianza que muchos habíamos puesto en él, y se prestó
para apuñalar por la espalda (algunos dicen que totalmente segado por su ego o
arrogancia, y otros que simplemente dirigido por la codicia y el dinero), no
solo a los que habíamos creído en él sino a todos los que tenemos fe, en que la
unidad era la única vía para poder despertar de esta pesadilla, sin seguir
tiñendo de sangre las calles de las ciudades y pueblos del terruño.
Casualmente el mismo día en
que se consumó la traición, nos whatsappeo un excompañero de trabajo con el que
no hablábamos hace varios años, y nos envió un texto relativo a visión de los
mexicanos de la PALABRA DE HONOR, y de la relación que se hace en México entre
los FUEROS o privilegios que gozan algunos empleados públicos, y el honor que
se debería requerir para alcanzarlos, merecerlos, y disfrutarlos si abusar de
ellos y sin olvidar que se trata de privilegios prestados por la Patria, y que
el día en que sus acciones no se correspondan con la responsabilidad que se
requiere para ostentarlos, la misma Patria te lo demandara. Y en entre estas
prerrogativas nosotros incluimos el privilegio y la responsabilidad de poder
disfrutar del respeto y confianza del Pueblo. Y es que estamos convencidos que
otras cosas podrían haber ocurrido, si alguien le hubiera enseñado al mencionado
traidor, aquello que los scouts resumimos en CIFRAR EL HONOR EN MERECER
CONFIANZA.
Tres comentarios, sobre el
texto que les adjuntamos a continuación: (i) Lo buscamos en internet,
consiguiéndolo en diversas oportunidades, pero siempre catalogado como colaboración
y por lo que se nos hizo imposible identificar cual es el texto original, y
quien es su autor, por lo tanto, para efectos de esta presentación lo
consideraremos anónimo (ii) La palabra fuero procede del latín forum, foro. En
la España medieval los fueros eran los estatutos jurídicos aplicables en una
determinada localidad, cuya finalidad era, en general, regular la vida local,
estableciendo un conjunto de normas, derechos y privilegios, otorgados por el
rey, el señor de la tierra o el propio concejo, es decir, las leyes propias de
un lugar. Fue el sistema de derecho local utilizado en la Península Ibérica a
partir de la Edad Media y constituyó la fuente más importante del Derecho
altomedieval español. De esa muy antigua excepción medieval viene la extensión
“tener fuero” para determinar que una persona o un grupo de personas gozan de
leyes o normas particulares, (iii) Sin embargo, el que la relación indicada en
el texto entre el honor demostrado por el General Carlos Fuero y la etimología
de la palabra, no sea gramatical e históricamente correcta, no hace menos
importante y oportuno, el hecho que el mencionado militar, supiera dar
importancia a su PALABRA DE HONOR, y al fuero que por respeto le concedió a su
colega.
Estamos totalmente convencidos
de que si el ya anteriormente mencionado nirgüeño–guaro–adoptado (cuyo nombre
aun no nos da la gana de recordar o mencionar), hubiera valorado, honrado y
respetado, la franquicia y responsabilidad de contar con la confianza de todos
aquellos venezolanos que lo designamos guardian de nuestros más valiosos
sueños y esperanzas, seguramente habría preferido privilegiar esa sagrada
confianza por sobre su arrogancia o codicia, para así actuar de manera
diferente, y preferir la verdadera lucha antes de ser sometido a la vergüenza e
indignidad de ser llamado traidor. Es que para dedicarse a la política algunos deberían saber sobre el
honor, la confianza y la traición, algunos deberían saber que la traición se
paga con la tabla. Guaro, creo que mejor ruegas para que nuestro Señor y la Divina Pastorcita de
Barquisimeto te perdonen, porque algunos venezolanos no la haremos jamás.
Sin más preámbulo, para todos
ustedes…
PALABRA DE HONOR
¿De dónde viene la palabra
"FUERO"?
México año de 1892 murió Don Carlos
Fuero, una calle en la ciudad de Saltillo, y Coahuila y una en Parral,
Chihuahua (México), llevan su nombre. La historia es digna de ser conocida por todos nosotros, mis queridos amigos. A la caída de la ciudad de Querétaro,
quedó prisionero de los "Juaristas", el General Don Severo del
Castillo, Jefe del Estado Mayor de Maximiliano.
Rápidamente fue condenado a
muerte, y su custodia se encomendó al Coronel Carlos Fuero. La víspera de la
ejecución del General Don Severo del Castillo, el Coronel Fuero dormía cuando
su asistente lo despertó.
El General del Castillo,
deseaba hablar con él. Fuero, se vistió
de prisa y acudió de inmediato a la celda del condenado a muerte. No olvidaba
que el Gral. Don Severo del Castillo, había sido amigo de su padre.
-
Carlos – le dijo el General – perdona que te
haya hecho despertar. Como tú sabes me quedan unas cuantas horas de vida, y
necesito que me hagas un favor. Quiero confesarme y hacer mi testamento. Por
favor manda llamar al padre Montes y al licenciado José María Vázquez
-
Mi General – respondió el Coronel Fuero – No
creo que sea necesario que vengan esos señores
-
¿Cómo? – se irritó el General Del Castillo –
Deseo arreglar las cosas de mi alma y de mi familia, ¿y me dices que no es
necesario que vengan el sacerdote y el notario?
-
En efecto, mi General – repitió el Coronel
republicano – No hay necesidad de mandarlos llamar. Usted irá personalmente a
arreglar sus asuntos y yo me quedaré en su lugar hasta que usted regrese.
El General Don Severo se quedó
estupefacto. La muestra de confianza que le daba el joven Coronel Fuero, era
extraordinaria.
-
Pero, Carlos – le respondió emocionado –¿Qué
garantía tienes de que regresaré para enfrentarme al pelotón de fusilamiento?
-
Su PALABRA DE HONOR, mi General – Contestó
Fuero.
-
Ya la tienes – dijo Don Severo abrazando al
joven Coronel.
Salieron los dos y dijo Fuero
al encargado de la guardia:
-
El señor General del Castillo, va a su casa a
arreglar unos asuntos. Yo me quedaré en la celda en su lugar como prisionero.
Cuando él regrese me manda usted a despertar.
A la mañana siguiente, cuando llegó al cuartel
el superior de Fuero, General Sóstenes Rocha, el encargado de la guardia le
informó de todo lo sucedido.
Corriendo fue Rocha a la celda
en donde estaba Fuero y lo encontró durmiendo tranquilamente, pero lo despertó
de inmediato.
-
¿Qué hiciste Carlos?, ¿Por qué dejaste ir al
General del Castillo?
-
Ya volverá. le contestó Fuero. Y si no lo hace, entonces me fusilas a mí.
En ese preciso momento se
escucharon pasos en la acera.
-
¿Quién vive? – gritó el centinela.
-
¡México!, y un prisionero de guerra – respondió
la vibrante voz del General del Castillo.
Cumpliendo su PALABRA DE HONOR
volvía Don Severo para ser fusilado.
El final de esta historia es
feliz. El General Severo del Castillo, no fue pasado por las armas. Rocha le
contó a Don Mariano Escobedo lo que había pasado, y éste se le informó a don
Benito Juárez. El Benemérito, conmovido por la magnanimidad de los dos
militares, indultó al General y ordenó la suspensión de cualquier procedimiento
contra el Coronel Fuero.
Ambos eran hijos del COLEGIO
MILITAR; ambos hicieron honor a la Gloriosa Institución. Ambos hicieron honor a
su palabra.
De ahí deriva también la
palabra "Fuero". Tener "Fuero" es tener un privilegio, que
debe sustentarse en la PALABRA DE HONOR y en un juramento o
"protesto" como le llaman, que muchos de nuestros políticos y
ciudadanos - han olvidado y hecho a un
lado.
Afortunadamente aún existen
muchas familias que inculcan a sus hijos el valor de su palabra, palabra de
honor.
compartido
por:
Pterodáctilo
ancestral
marzo
2018
Nunca he sido de los que meten a todos los políticos en el mismo saco, considero que el trabajo de ellos en sumamente difícil y muchas veces ingrato, y de allí la decepción que tengo en esta oportunidad, con la traición que siento se realizó este guaro-adoptado. Más bien creo que lo que nos pasa en estos momentos, es que, en estos últimos veinte años de dictadura, nos acostumbramos a llamar político a cualquier animal con uña, yo particularmente extraño muchísimo a los políticos de la democracia venezolana. Había mejores, buenos, malos y peores, pero no esto que nos trajo la dictadura.
ResponderEliminarY estoy convencido que mucha de la responsabilidad es nuestra ya que dejamos que cualquiera sea político, y nos portamos como idiotas (IDIOTA En Grecia se usaba para los ciudadanos privados y egoístas q no se ocupaba de los asuntos públicos, y evoluciono de «persona normal y corriente», hasta «persona sin educación, ignorante»). Por eso creo que debemos evaluar si lo que nos pasa hoy es por ser TAN IDIOTAS en los 80´s-90´s