Ya anteriormente escribimos
de lo difícil que es ser Precursor, Innovador o Emprendedor (como le dicen
ahora) en cualquier área o tiempo de El Escultismo Venezolano (no sé si del
mundial también), y es que cualquier cosa o idea que a uno se le ocurra como la
mayor innovación, genialidad o invento, inmediatamente será comparada y equiparada (con o
sin justicia) con algo “igualito, pero mejor” que ya hicimos en un CADIPAS hace 5 años, en
un CURSO hace 10 años, en un RALLY de los 90’s en un MOOT de los 70’s, en una ASAMBLEA o FORO de los 50’s o en el 1er
CANAPAS y así hasta el mismo Campamento Experimental de Brownsea en 1907 o en
el Sitio de Mafeking en 1899, y es que para muchos de nosotros en el escultismo
«cualquier tiempo pasado fue mejor» y por lo tanto «los chamos de ahora, nunca
lo podrán hacer como nosotros lo hacíamos».
Y ese es nuestro
tema de hoy, e irónicamente los cronistas invitados son dos “jóvenes maracuchos” (insistimos
que prefiero el gentilicio maracucho al de marabino) a quienes les correspondió
dirigir y por lo tanto cuidar y proteger el legado y la historia de la primera
tropa scout de Venezuela la SAN SEBASTIAN #1 DE MARACAIBO. Por supuesto que me
refiero a Ronald Rivas y Eunardo Mármol, a quienes a finales del siglo pasado les correspondió realizar
su capacitación como jefes de tropa en una asociación y en una región de cuyo
nombre no quiero acordarme y en donde todos se sentían (y muchos aún se
sienten) “Guardianes de Leyenda” y responsables de proteger el legado de Ramón Ocando
Pérez, y a pesar de eso estos dirigentes tuvieron la valentía de cruzar el
Puente Rafael Urdaneta y se dirigieron al frio y querido Paramacay para que
unos caraqueños - liderados por Alberto Andrade - les mostraran y enseñaran a utilizar, las herramientas que ellos requerían
para: regresar El GRAN JUEGO a los rincones de
patrulla de la tropa precursora del escultismo venezolano (suena como un sacrilegio).
El de hoy es un
relato, irónico, sarcástico y repleto de esa capacidad del maracucho de tomarse
las cosas con humor y hacer de las desgracias y de cualquier tragedia un chiste.
Y a pesar de referirse a unos sucesos muy propios, personales y particulares de
Ronald y Eunardo, su crónica también puede pasar por atemporal y geográficamente
genérica en una asociación en que como anteriormente dijimos: las cosas se vienen
repitiendo desde hace más de cien años, por lo que pudo sucederle: a
cualquiera, en cualquier tiempo y en cualquier región.
A algunos (o
muchos) podría parecerles una crónica cargada de humor negro y sentirse
afectados, a ellos les recordamos lo dicho por El Poeta: «Nunca es triste la
verdad, lo que no tiene es remedio». A otros podría parecerles un relato "demasiado scout", a ellos les digo que lo pueden transpolar a cualquier area de las instituciones en donde hacen vida, ya que los scouts en muchos sentidos somos un reflejo de la sociedad, por lo que estos hechos seguramente se repiten y reflejan en el deporte, la educación, la política, en la vida. Por todo eso que con inmenso placer y orgullo esta
semana #MeLoContaronAlrededorDelFuego se internacionaliza, para traerles en
directo vía satélite desde Maracaibo… …
SOBRE AQUEL MITO QUE DICE
“TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR”
Dice el famoso refrán que: “todo tiempo pasado fue mejor...” pero, cuando hablamos de escultismo, sobre todo en una fogata, reunión de antiguos scouts o INDABA, jamás faltaba quien nos contara una historia (y de hecho nos convenciera) que “antes en el escultismo las cosas eran mejores” pero, Ja ja ja, no será en lo que a nosotros respecta! Y así les compartimos parte de nuestra historia:
Ser
un nuevo staff de dirigentes de tropa en el Zulia, de finales de siglo pasado,
e inicios de este, era una empresa, digamos que, para describirla, era como
mínimo “pintoresca”, por no decir arriesgada y cuesta arriba e incluso una
locura; el Zulia había pasado un difícil proceso en los 90's (que no pensamos
contar, tranquilos!) y en nuestros inicios como dirigentes de Tropa (los cuales
emprendimos juntos por razones que aún no nos explicamos), encontramos una
Región con una generación de antiguos scouts recapturados para cubrir las
fallas (venían de los 80, de los 70 y algunos hasta de antes de eso), y una de
jóvenes con ansias, ánimos, ganas y tesón... ah, pero sin ninguna experiencia,
capacitación, orientación ni modelos cercanos a los que seguir. Además, acababa
de cambiar el sistema de capacitación, planes de adelanto, uniforme, proyecto
educativo, imagen institucional, etc. Y nadie sabía muy bien como mezclar todo
eso, así que la brecha generacional trajo sus consecuencias, sobre todo, cuando
lo único que tus antecesores te podían enseñar es que “antes las cosas eran
mejores”.
Por
ejemplo, nuestro nivel II en tropa (fuimos de los que tuvimos que hacer básico
y luego nivel II y III, porque no estaba completo el esquema actual que todos
conocen) contó con un staff donde había más IM en Manada que en tropa, y el
promedio de edad del staff debía ser la suma de las edades de los cursantes de
alguna de las patrullas! Creemos que incluso, debieron inventar sesiones de
curso para que no se les quedara ningún viejo dirigente en la Región sin
decirnos que “antes todo era mejor”. Allí por primera vez vimos un documento de
“objetivos intermedios” en una fotocopia de otra fotocopia que le
sacaron a un fax. Y literalmente lo vimos solamente, porque no nos lo
prestaron, mucho menos entregaron, por lo que no pudimos leerlos. El sábado de
dicho curso, luego de un día de intenso trabajo (no recordamos que hicimos,
pero trabajamos), nos despertaron a la 1 de la madrugada, para una “sesión
flash de curso” (de esas sesiones “flash” que duraban 3 horas), que creemos
sólo entendieron los 2 que lograron mantenerse despiertos durante la
explicación. Siempre sospechamos que si hacían un antidoping al staff, en ese
momento alguno no lo pasaba... La preparación era tal, que una de las 3
patrullas ni siquiera llevó banderín.
Luego
de aprobado el vivencial de ese Nivel II, tocaba hacer un taller de
planificación y programación (columna vertebral del trabajo con la unidad). Lo
administramos nosotros mismos (je, cursante-administrador, ¿que tal?). Lo
dirigió un señor IM en tropa (no estamos seguros si de la década del 60 o del
70 pero si estamos seguros de que en su época todo era mejor), que no tenía
nombramiento de director de cursos. Comenzó el sábado a las 9 de la mañana y
como a la 1 “estábamos listos”.
Con
esas bases tan sólidas, pero con la certeza de que seríamos lo suficientemente
necios hasta aprender a hacer las cosas bien, nos atrevimos, 6 de
nosotros, a irnos al temido Insignia de Madera enTropa Nro. 38 (IMT#38) en el
mítico Paramacay. Nos recibió “un tal” Alberto Andrade, con su verbo imponente
nos dio una charla motivacional, de esas que te ponen a pensar que en tu casa
te veías más bonito, y que nadie te mandó a gastar tu tiempo y dinero en
meterte en tamaño predicamento. Los resultados del cuestionario inicial (si
hubieran quitado puntos por respuesta errada nos habríamos quedado en negativo)
solamente confirmaron que no había sido la mejor de las ideas...
Como
por suerte, ambos quedamos en la misma patrulla (probablemente porque entre los
dos no pesábamos más de 100 kg y prefirieron que tratáramos de sobrevivir
juntos), y además acompañados de Jorge Sega, gran amigo del grupo San Jorge,
por lo que, al menos pudimos establecer una dictadura maracucha en nuestra
patrulla, para dolor de los 2 caraqueños que querían que nos portáramos bien.
Si
no hubiera sido por las sesiones en las que no entendíamos nada, las
actividades que para todos eran normales menos para nosotros, y las tutorías de
Ydalmis Zerpa, que cada día se asombraba más de nuestra capacidad de no
entender nada pero aun así estar decididos a continuar, nos hubiera ido de lo
mejor!. Toque pintoresco fue el empeño de un gran amigo y compañero de patrulla
llamado Rómulo Arvelo (QEPD) de querernos hacernos dormir afuera para meter los
morrales a la carpa por aquello de la inseguridad (¿Cómo es???? Dos maracuchos
en Paramacay, El morral calentico y nosotros afuera? Tais clarito pues...
huelga decir que Rómulo durmió en la mesa toda la semana, y nosotros no), en la
excursión nos perdimos en el Ávila porque los dos caraqueños no conocían bien
el camino y terminamos durmiendo en casa de uno de ellos, y que al fin, luego
de casi dos años dirigiendo tropa, logramos descubrir que una “chicora”
es en realidad un BARRETÓN (esta historia es famosa en la capacitación
venezolana, pero la contaremos en otra oportunidad), cosa que nos permitió por
fin evaluar correctamente a los muchachos (nuestra política era que al
promesarse ya tenían aprobada la dichosa prueba del uso y mantenimiento de la “chicora”
porque nadie en Maracaibo sabía lo que era).
Luego
de dos años dirigiendo, logramos ser los primeros IM en Tropa de la región en
los últimos 10 años (quizá más porque cuentan, que antes del nuestro, hubo
cursos Insignia de Madera en el Zulia que fueron anulados o al menos eso nos
comenzó diciendo en la cálida bienvenida nuestro director de Curso), rompimos
el celofán y de allí en adelante para otros, la cosa fue mucho más fácil (para
los otros, porque a nuestra generación, los pregoneros de los “tiempos mejores”
nos la siguieron haciendo difícil por mucho tiempo). Una Tropa exitosa en
números, vivencias y valores, que fue el inicio de muchas cosas que hoy no
vendremos a contar… así que amigos, cuando la edad nos atrape a este par
de relatores de este cuento, no dejen que les digamos que “antes todo era
mejor”, porque vaya que tuvimos que luchar para que las cosas mejoraran!, y
pues, hoy nos quitamos el sombrero ante quienes dirigen una buena tropa, en
estos tiempos, que con los difíciles que de por sí son, más la dirección de los
70s y 80s que aún intentan convencer de que “antes todo era mejor” les
aseguramos por mucho, y sin temor a equivocarnos, que estos convulsionados
tiempos son mejores que los inicios de los 90s y seguros estamos, que esta
generación que no tendrá el lastre de hacer volver esos “tiempos mejores” y por
ello si podrá avanzar y hacer escultismo de calidad, con nuevas ideas y libres
de estereotipos que no les corresponden.
Como
buenos maracuchos echones, podríamos terminar diciendo que cambiamos el
escultismo de inicios de este siglo o que nuestros tiempos eran mejores que los
actuales, pero no, preferimos por una vez, ser humildes y agradecidos y
dedicarle estas vivencias a nuestro hermano y amigo, hoy en otro plano, “el
tal” Alberto Andrade, al cual tenemos dos cosas que decirle: 1) Hermano, este
año ganaron las Aguilas del Zulia y Magallanes no clasificó (quienes lo
conocieron saben cuál sería su respuesta) y 2) Nuestro agradecimiento infinito,
por una semana que nos enseñó a desaprender todo lo que llevábamos previo a
nuestro Insignia de Madera y entender que, si queríamos hacer algo grande, la
mejor idea no era revivir los “tiempos mejores” sino hacerlo todo de nuevo,
escribir la historia sin emular a nadie, 18 años después podemos decir
sin temor alguno que lo hicimos bien, y no fue por nosotros, fue por todo lo
que nos apoyaron grandes amigos en el proceso, sin imponernos sus
“tiempos” y confiando en lo que hicimos, que es poco al lado de lo que quienes
hoy nos leen, podrán hacer por esta asociación cuando como nosotros, se
deslastren de los “tiempos mejores” Buena Caza!
Cronistas:
Eunardo Mármol y Ronald Rivas
Publicado por:
Pterodáctilo AncestralMarzo 2017
Jajajaja, gracias por hacerme reír y llorar al mismo tiempo recordando ese IM que tuve la dicha de participar como parte del staff. Un saludo y un gran abrazo para uds!
ResponderEliminarQue bueno Carlos Briceño que disfrutaras esta crónica maracucha, y que alegría que activara tus sentimientos. Esa es la idea de #MeLoContaronAlrededorDelFuego
EliminarSaludos
JR