Queridos
todos, estoy totalmente convencido de que cada vez está más cerca la
reconstrucción de nuestra querida Venezuela.
Este
relato de la sopa de piedra, es un tradicional y anónimo cuento portugués que
está incluido en la Oración de la Rana de Anthony de Mello (allí lo leí por
primera vez, luego me lo he conseguido muchas veces), se lo conté a mi tropa en
innumerables fogatas, sin poder imaginar que: hoy se los compartiría a Ustedes como
una estupenda receta de cómo debemos hacerlo…
LA
PIEDRA DE SOPA
En
un pequeño pueblo, una mujer se llevó una gran sorpresa al ver que había llegado
a su puerta un extraño, correcta y pobremente vestido que le pedía algo de
comer. «Lo siento», dijo ella, «pero ahora mismo no tengo nada en casa».
«No
se preocupe», dijo amablemente el extraño. «Tengo una piedra de sopa en mi
cartera; si usted me permitiera echarla en un puchero de agua hirviendo, yo haría
la más exquisita sopa del mundo. Un puchero muy grande, por favor»
A
la mujer le picó la curiosidad, puso el puchero al fuego y fue a contar el
secreto de la piedra de sopa a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir,
todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra
de sopa. El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cucharada
con verdadera delectación y exclamó: «¡Deliciosa! Lo único que necesita es una
cuantas patatas.»
«¡Yo
tengo patatas en mi cocina!», gritó una mujer. Y en pocos minutos estaba de
regreso con una gran fuente de patatas peladas que fueron derecho al puchero.
El extraño volvió a probar el brebaje. «¡Excelente!», dijo: y añadió pensativamente
«Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido de la más apetitoso…!».
Otra
ama de casa salió zumbando y regresó con un pedazo de carne que el extraño,
tras aceptarlo cortésmente, introdujo en el puchero. Cuando volvió a probar el
caldo, puso los ojos en blanco y dijo: «¡Ah, qué sabroso!, si tuviéramos unas
cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto…».
Una
de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una cesta llena de
cebollas y zanahorias. Después de introducir las verduras en el puchero, el
extraño probó nuevamente el guiso y con tono autoritario, dijo «La sal», «Aquí la
tiene», le dijo la dueña de la casa. A continuación dio orden otra orden: «Platos
para todo el mundo». La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos.
Algunos regresaron trayendo: picante, pan y frutas.
Luego
se sentaron a disfrutar de la espléndida comida, mientras
el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa. Todos se sentían extrañamente felices, mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.
compartido por
Pterodáctilo Ancestral
octubre 2016
el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa. Todos se sentían extrañamente felices, mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.
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Pterodáctilo Ancestral
octubre 2016
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