lunes, 14 de noviembre de 2022

Un Regalo de Reyes, de Javier, para el Niño Jesús

 

UN REGALO DE REYES, DE JAVIER, PARA EL NIÑO JESÚS



NOTA DEL AUTOR: Este es nuestro regalo para El Adviento 2022. Los protagonistas, personajes y hechos incluidos en este relato son completamente ficticios e inventados entre Caracas y Madrid. La utilización de personas e instituciones verdaderas o hechos reales se realizó solo con fines de enmarcar a nuestros personajes en un tiempo y espacio determinado. Cualquier otro parecido con la realidad es pura, simple y completa coincidencia. No hemos solicitado ni conseguido permiso de ninguno de ellos. FELIZ NAVIDAD. Agradecimiento muy especial a mi hermana Dulce María Rodríguez, a mi cuñado Moritz Eiris y a los amigos de la vida Juan Carlos Nazala e Ildemaro Trías, por la exhaustiva revisión.

Recuerda la consigna de #MeLoContaronAlrededorDelFuego, si te gusta compártelo con tus amigos y déjanos tus comentarios más abajo, eso lo agradecemos muchísimo.

Caracas, noviembre de 2022

 

 

Este gélido enero, Pacheco ha vuelto a invadir la Sucursal del Cielo y justo antes del amanecer hace tanto frio que hasta las estrellas cierran los ojos, encandiladas por las luces de la otrora Ciudad de Los Techos Rojos. Para resguardarse del frio que abraza aquel rancho del barrio La Vuelta del Águila de Filas de Mariche, Javier, el chamito de 7 años que duerme en un chinchorro oriental colgado en la esquina, se acurruca y enrolla en la vieja cobija que heredó de su abuela Simona, cuando ella murió hace nueve meses … … … …

 

Aún está oscuro cuando comienza a sonar el despertador del celular de Johenry, el nuevo novio que trajo su madre al rancho; el hombre se levanta apurado del catre que comparte desde hace tres meses con Rocines – la madre de Javier – y sin muchos miramientos ni amapuches despierta a la menuda mujer que aún se abriga para exorcizarse del frío. Ambos se visten apurados a la luz del único bombillo cubano que alumbra el salón que les sirve de: living, sala, cocina, comedor, vestier y alcoba, y sin tomarse siquiera un guayoyito que les caliente los huesos, la mujer le da un beso en la frente a su unigénito, y se encaraman en la moto del hombre que de inmediato entrompa el asfalto repleto de huecos que lo llevará a Caracas. Como todas las mañanas Javier se queda solo con sus sueños, en el chinchorro que su madre le colgó en una esquina del rancho cuando Johenry se mudó a vivir con ellos.

 

A esa hora, solo iluminado por los tímidos rayos del Sol que comienza a filtrarse por las rendijas del rancho, Javier comienza a cavilar: desde que cumplió cinco años y “tuvo pleno uso de razón”, mantenía una lucha existencial que le carcomía el cerebro: si el 25 de diciembre celebrábamos el cumpleaños del Niño Jesús, ¿porque era él, quien hacía regalos ese día y no éramos nosotros los que le llevábamos regalos al cumpleañero? Esa idea le rondaba permanentemente su negra cabecita, cuando jugaba con sus amigos en “los montes y bosques” que rodean el Embalse La Pereza en Filas de Mariche.

 

Y es que, a Javier, desde muy chamito le gustaba recorrer esos cerros y encaramarse en cuanta mata e’mangó viera, especialmente desde finales de abril hasta el mediados de septiembre, cuando las matas se cargaban de esa dulce y carnosa fruta. Javier se comía el primero rápidamente, casi sin saborearlo, y cuando aún le chorreaba el amarillo néctar de aquella fruta por sus morenas mejillas, calmaba su hambre con el segundo, el tercero y los siguientes; paladeándolos y disfrutándolos en cada mordisco, en cada chupada, en cada momento. En eso podía estar mucho tiempo, gozando del calor del sol en su cara mientras las pepas peladas, se iban acumulando a su lado; eso sí, mientras el banquete duraba, Javier iba apartando las mejores frutas, las que no estaban abolladas, las más amarillitas, las que no habían sido picadas por los pájaros, las tres o cuatro más apetitosas, las iba guardando en el destartalado morral amarillo, azul y rojo, que le dieron en la escuela, para llevárselos a su abuela Simona, para que ella también disfrutara del placer de aquellas frutas, para que ella también aplacara el hambre acumulada.

 

Javier no le hacía asco a nada, se montaba en cualquier mata y se comía cualquier mango, pero su preferida era una mata muy grande y frondosa que su abuela había sembrado con la pepa del mango que su padre le entregó “pa´ el viaje”, cuando se vino de su natal Quebrada Seca del Pilar, en el estado Sucre, a trabajar en una casa mantuana, con una familia de Grandes Cacaos. Una casa de los Amos del Valle, en la Sultana de El Ávila, en la Capital, en Caracas.

 

La niña Simona, que luego fue su abuela, llegó a trabajar en la cocina de una “hacienda” en los alrededores de Petare, en donde se mantenían los usos y costumbres de la esclavitud abolida por los Monagas casi un siglo antes. Allí aprendió a cocinar, a limpiar y a cuidar a los hijos de sus patronos que tenían, la misma edad que ella. Una mañana, ejerciendo ese rol de “NANA, NODRIZA, COMPAÑERA” de los niños mantuanos, acompañó a la familia a una excursión por las montañas que Los Mariches (grupo indígena de la familia Caribe), habitaron hasta 1573, cuando murió su cacique y protector Tamanaco. Durante esa excursión la niña nana se separó del grupo y se internó sola en una falda de la montaña, con sus manos abrió un hueco en la negra tierra y allí sembró, la pepa de mango que había guardado entre sus faldas. Quiso la casualidad, el destino, las hadas, la providencia, que muchos años más tarde, ya convertida en la abuela de Javier, saliera a pasear con su nieto por los montes que rodeaba su rancho en las Filas de Mariche y allí reconoció aquella ladera que había recorrido tantos años antes. Internándose con el niño en aquella selva, llegaron a una frondosa y cargada mata e’mangó, que, con el tiempo, se convertiría en la preferida de su nieto Javier.

 

Abuela y nieto guardaron el secreto de la ubicación e historia del árbol para ellos solos y así luego de la muerte de Simona, Javier acostumbraba a subirse entre sus ramas para hablar con su abuela y contarle sus alegría y penurias. Allí sentía que la abuela lo escuchaba y le contestaba, al aferrarse a sus ramas percibía sus abrazos. El viento entre las hojas le recordaba las caricias de sus callosas manos y el dulzor de sus frutas le rememoraba los besos recibidos. Por eso aquel árbol se había vuelto el favorito del niño, sus frutas sus predilectas y sus ramas su lugar privado para sentirse amado.

 

De esa manera aquella fría mañana de enero, Javier se viste apresuradamente, se lava la cara en el bidón de agua de lluvia y sale corriendo hacia su lugar favorito. De inmediato se subió a la mata e’mangó, en cuanto se sentó entre las ramas, sintió en su cara las caricias de Simona, en los rayos de Sol que se filtraban por entre sus hojas; y allí le contó a su abuela que su madre lo había llevado a la misa de Navidad en la Iglesia Dulce Nombre de Jesús de Petare, que la misa la había dado un sacerdote sonriente, vestido con una reluciente indumentaria, que utilizaba un extraño y alargado sombrero sobre la cabeza; su madre le contó que se llamaba Monseñor Juan Carlosy que había sido designado primer Obispo de Petare por el Papa Francisco que estaba en Roma; además le comentó con vanidad prestada que, monseñor era nacido en Quebrada Seca, el mismo pueblo de donde se vino su abuela Simona. Javier le contaba aquello a su abuela, hinchado de orgullo, pero luego le comentó que en la entrada de la catedral habían colocado un gran nacimiento y a lo alto de una colina de cartón y tela de saco habían situado un pesebre de anime y corcho, con María y José, La Mula y El Buey y un niño Jesús envuelto en pañales, que seguramente debía de pasar mucho frío, ya que él en las mañanas se debía abrigar con la cobija heredada, mientras el niño del pesebre no tiene nada que ponerse. Javier, le explica a su abuela que él no entiende que, aunque monseñor Juan Carlos había dicho en la misa que en la Navidad celebramos el cumpleaños de aquel niño envuelto en pañales, los regalos se los daban a todos, menos al niño. «CUÁNTO ME GUSTARÍA, PODER CÓMPRALE UN REGALO AL NIÑO JESÚS», terminó diciéndole a su abuela antes de bajarse del árbol, para irse a jugar con el balón que le habían regalado en el trabajo de su mamá, a su amigo Carlos.

 

Los chamos estuvieron todo el día pateando aquel balón, metiendo goles entre dos piedras colocadas en el medio de la calle y celebrándolos con un baile como el que hace Vinícius cuando marca goles en el Santiago Bernabéu. Al final de la tarde, cuando comenzó a oscurecer, corrieron a guarecerse a sus casas. Al día siguiente era seis de enero, DIA DE REYES, Javier no esperaba regalos, así que, como todos los días, se levantó temprano y corrió al árbol para contarle a su abuela, sobre los goles y los bailes del día anterior. Al llegar observó algo inesperado, al principio no se dio cuenta de que era, pero al observar las ramas más altas de la mata e’mangó, descubrió que olían extrañas, como el incienso de la iglesia EL DIA DE NAVIDAD, además algo brillaba como oro al reflejar los rayos de Sol que se colaban entre las ramas. Se les quedó mirando, con incredulidad: ¿Cómo eran posibles aquellos mangos maduros en el mes de enero?, ¿Cómo era posible que esos mangos maduros estuvieran allí, entre aquellas ramas y que él no los hubiera visto ayer?, ¿Cómo era posible que la mata e’ mangó solo cargara tres mangos, y que ningún pájaro los hubiera picado? En ese momento Javier tuvo una EPIFANÍA, entendió y comprendió que aquello era UN MILAGRO DE NAVIDAD, UN MILAGRO DE LOS REYES MAGOS, UNA RESPUESTA DE SU ABUELA SIMONA A SU PEDIDO DE AYER. Javier comprendió que aquellos mangos los enviaban Los Reyes, los enviaba su abuela Simona, para que se los llevara al niño Jesús del pesebre de la Catedral de Petare.

 

No lo pensó más, se montó en la mata e’mangó y con sumo cuidado fue cogiendo cada uno de los frutos y guardándolos en su morral amarillo, azul y rojo, como cuando se los llevaba a su abuela Simona. Cuando terminó de cosechar los mangos, se bajó del árbol, se puso su morral y se dirigió sin pensarlo mucho a la carretera que une La Fila de Mariche con Caracas; allí esperaban los ENCAVA que hacen la ruta a Petare.

 

Antes de llegar a la parada, se consiguió a su amigo Carlos, quien estaba sentado en la acera llorando. Javier piensa que, en vista de que está en una misión especial e importante, debería ignorar a Carlos y continuar de largo, pero finalmente la amistad pudo más que la misión y se paró a hablar y consolar a su amigo. Carlos le cuenta entre sollozos que, jugando con su pelota nueva, había golpeado las micas de una moto que estaba parada en la calle y, aunque a la moto no le había pasado nada, el motorizado arrecho le había pinchado el balón que le habían regalado por Navidad. Javier no sabe cómo consolar a su amigo, entonces se acuerda de los mangos y en un loco arrebato de afecto, amistad, cariño y amor, sin pensarlo más, abre el morral, agarra uno de los mangos y se lo entrega al amigo. Carlos no puede creer lo que ven sus ojos repletos de lágrimas: un mango maduro en enero, al final no dice nada, agarra la fruta de las manos de su amigo y sale corriendo pa´ su casa.

 

Aún le quedaban dos mangos, esos serán suficientes para EL NIÑO JESÚS que es muy chiquito. Javier se levanta de la acera y retoma el camino a la parada, al llegar allí se percata que no tiene nada pal´ pasaje, entonces espera durante un buen rato en la acera y ve que cuando llegan los ENCAVA, el chofer y el colector, se bajan y se van a hablar con los otros choferes bajo un techito de zinc que había en la parada. Entonces Javier se pone a caminar entre los autobuses vacíos, pero todos están cerrados, de pronto observa una ventana abierta en el último autobús que acaba de llegar. El chamito se acerca y ve que su objetivo está muy alto, por lo que se pone a buscar y milagrosamente se consigue un vacío de cerveza en una cuneta, lo agarra, lo coloca bajo la ventana abierta y con la misma agilidad con que se monta en la mata e’mangó de Simona, se encarama en la ventana y se mete pa´ la unidad antes de que nadie se dé cuenta. Una vez allí se escondió bajo una lona vieja que estaba al final de la unidad y esperó, y esperó, y esperó, y esperó. Finalmente escuchó que se comenzaban a montar los pasajeros, el chamito contuvo la respiración para que no lo escucharan, pero estaba seguro que escucharían su corazón que latía como un tambor. Finalmente, el ENCAVA arrancó hacia la redoma de Petare sin que nadie se percatara del polizón.


Como a la hora de viaje, se habían montado muchas personas en el ENCAVA y estaban todos apretados. El colector no dejaba de decir: «PA´ TRAS HAY PUESTO, ÉCHENSE PA´ TRAS QUE HAY PUESTO, PA´ TRAS HAY PUESTO». Rezongando, una doña que venía cargando varias bolsas, se apretó contra el escondite de Javier y para descansar los brazos dejó caer una de las bolsas sobre la lona que cubría al chamito. Al sentir el peso de manera tan inesperada, Javier dio un grito y se levantó de un salto, asustada la señora que pensaba que se trataba de una rata u otro animal se quitó del medio y Javier al saberse descubierto, saltó sobre el pasajero sentado en el último asiento y se lanzó por la ventana, cayendo sobre un montón de basura que había al borde de la carretera. Sin esperar a ver si se había hecho daño o si alguien lo perseguía, se paró de entre la basura como un resorte y salió corriendo lo más lejos que pudo de aquel vehículo.

 

Javier corrió unos cinco o diez minutos (aunque a él le parecía que había corrido todo un día, un mes o un año) y no paró hasta llegar a la gran estatua blanca de la cara de Francisco de Miranda tallada en piedra situada en la cima de una loma a la entrada de la urbanización homónima. Allí se subió a esconderse entre las piedras. Estaba pasando el susto, cuando escuchó unos sollozos. Observó y vio que se trataba de una bella jovencita de como 15 años que lloraba desconsolada. Él no la había visto al esconderse detrás de la cara de Miranda. La niña no paraba de llorar, así que Javier se le acercó, se puso a su lado y le dijo, con la desvergüenza que solo se tiene a los siete años:

¿Estás bien?, ¿Cómo te llamas?, ¿Qué te pasa?

 

La joven, que no lo había visto hasta ese momento, levantó la cara, se quedó mirando al niñito sucio que había aparecido a su lado. Al principio tuvo miedo, pero sin saber ¿cómo o por qué?, absurdamente confió en aquel chamito:


- Me llamo Lucía y no, ¡NO ESTOY BIEN!, pero déjame tranquila


- ¿Qué te pasa?, ¿Qué necesitas? – insistió Javier, quien al igual que EL PRINCIPITO de ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, nunca permitía que se dejara sin respuesta una pregunta que había formulado

- Mi papá y mi mamá se pelearon, mi papá se fue de la casa después de Navidad y se van a separar, esto es muy duro, pero tú no entenderías nada, esto son cosas de adultos – le contesto Lucía, sin saber porque hablaba con aquel aparecido

 

Pero claro que Javier entendía, lo entendía muy bien, él había vivido y visto mucho, muchísimo en sus pocos años de vida. Sin pensarlo mucho abrió su morral, sacó el segundo mago y se lo ofreció a Lucía. Aunque en su casa ella estaba acostumbrada a lo mejor de lo mejor, quedo impresionada tanto por el gesto del niño, como por el color brillante y el olor intenso de aquella fruta. Finalmente sonrió, le dio un beso a Javier en la mejilla, y bajó deprisa de la loma para dirigirse a su casa.

 

Aún sonrojado, por el beso de aquella bella dama, Javier revisó su morral; todavía le quedaba un mango y, pasará lo que pasará, él se lo llevaría al NIÑO JESÚS. Así que cerró su morral; se lo puso en la espalda y comenzó a caminar rumbo a la iglesia de Petare. Bajó por la carretera vieja Petare-Guarenas, pasó frente a la Universidad Santa Maria, bordeó los barrios Bolívar, la Bombilla, San José, 24 de julio, 5 de Julio, 12 de octubre y el Esfuerzo y al llegar a la estación del metro de Petare, cruzó corriendo la Avenida Francisco de Miranda y finalmente llegó a la Redoma de Petare. Allí se consiguió con una empinada subida que recordaba haber caminado cuando fue a misa con su mamá, aunque se sentía cansado subió y al final de ella se encontró con la Plaza Sucre y la Catedral de Petare.

 

Al llegar a las escaleras para entrar a la vieja iglesia, se topó con una señora mayor sentada en las escaleras que le extendió la mano y le dijo: «ALGO PARA COMER, TENGO HAMBRE». Inmediatamente Javier recordó a su abuela Simona y la cara de agradecimiento que ponía cuando él le llevaba mangos para que aplacara el hambre acumulada. Y casi como autómata, sin pensarlo mucho, abrió su morral, metió la mano, sacó la fruta, se la dio a la señora, le estampó un beso en la mejilla, como los que le daba a su abuela, y salió corriendo para entrar a la iglesia.

 

Una vez dentro del templo, Javier se sentó en uno de los bancos que habían puesto frente al nacimiento, abrió su morral tricolor y, en silencio, se quedó viendo, el infinito vacío que allí había. Había fracasado en su misión, su abuela Simona y los Reyes Magos le habían entregado aquellos tres mangos con la única encomienda de que le llevara UN REGALO AL NIÑO JESÚS de aquel nacimiento y él había llegado hasta allí con el morral vacío. No supo cuánto tiempo estuvo allí sentado, pero cuando ya estaba oscureciendo, se le acercó un señor que se paró a su lado y le dijo:

 

-   Hola, ¿Cómo te llamas?, ¿estás bien?

 

Al escuchar la pregunta, Javier regresó de sus sueños, levantó la mirada y se encontró a su lado con Monseñor Juan Carlos, quien lo abrazaba con una sonrisa. Entonces Javier le hizo un lugar en el banco al 1er Obispo de Petare, le dijo su nombre y aceleradamente, le contó todo lo que le había pasado aquel día desde que había ido a la mata e’mangó, para conversar con su abuela, hasta que se sentó en el banco para ver el morral vacío. Entonces Juan Carlos, se le quedó mirando y le dijo:

 

- Así que eso fue lo que pasó aquí. ¡Chamito resolviste el misterio! ¡Eso lo explica todo!


Dicho eso, el obispo tomó a Javier de la mano, lo llevó ante el nacimiento y le señaló hacia lo más alto, Javier levanto la cara y miró hacia el pesebre de anime y corcho, con Maria y José, La Mula y El Buey y junto al niño Jesús envuelto en pañales, estaban los tres dorados y olorosos mangos de la abuela Simona:


- ¿Sabes Javier?, En nuestra querida Venezuela, siempre los mangos han sido de quien los necesita 

                                     

                                         


FELIZ NAVIDAD

PARA TODOS

Juan Rodrigo Rodríguez
Caracas, noviembre 2022              

Escrito por Juan Rodrigo Rodríguez entre octubre de 2021 y noviembre de 2022, sobre una idea de Juan Rodrigo Rodríguez y Ernesto Alexander Rodríguez. Agradecimiento muy especial a mi hermana Dulce María Rodríguez, a mi cuñado Moritz Eiris y a los amigos de la vida Juan Carlos Nazala e Ildemaro Trías Molina, por la exhaustiva revisión realizada.



GLOSARIO – POR ORDEN DE APARICIÓN

PACHECO: Cuenta la historia o la leyenda que Antonio Pacheco, era un agricultor canario que sembraba flores en el pueblo de Galipán en El Ávila y bajaba a Caracas entre los meses de noviembre y enero a vender sus mercancías. Por coincidir estos meses con la temporada de frío, los caraqueños relacionamos el frío con Pacheco, de allí que cuando llega el frío, decimos: ¡LLEGÓ PACHECO!

SUCURSAL DEL CIELO: Uno de los tantos títulos que los caraqueños le hemos dado a nuestra amada ciudad.

CIUDAD DE LOS TECHOS ROJOS: Otro de esos títulos de Caracas, este debido a que los techos de las casas de Caracas eran de tejas de ladrillo y al entrar a la ciudad, desde el Camino de Los Españoles que comunicaba La Guaira con la capital, lo que se veía eran techos rojos.

RANCHO: A diferencia de su tocayo en USA, los rancho en Venezuela son construcciones improvisadas, generalmente con materiales de mala calidad, sin control urbanístico ni servicios sanitarios, normalmente fabricadas por personas de bajos recursos económicos en los barrios.

LA VUELTA DEL ÁGUILA DE FILAS DE MARICHE: Barrio construido junto a la curva homónima, muy peligrosa, que ha cobrado muchas vidas, en la Carretera Petare – Santa Lucía

CHAMITO: En Venezuela, apodo cariñoso para referirnos a los niños; chamo a los niños y chamito a los niñitos

CHINCHORRO: Nombre coloquial dado a la hamaca en las zonas del llano y en general en toda Venezuela

BOMBILLO CUBANO: Bombillos eléctricos, con que el gobierno cubano, pago parte del petróleo enviado por el gobierno venezolano, son utilizados principalmente en las instituciones públicas y en los ranchos venezolanos

GUAYOYITO: Café negro filtrado, que predomina en nuestra cultura gastronómica, es un café que forma parte del día a día de la mayoría de los venezolanos. Suele considerarse un acto de cortesía y buenas costumbres servir una taza de café “aguarapado” cada vez que recibimos visitas

ENTROMPAR: Abordar o enfrentar un problema, iniciar un trabajo o recorrido, pelearse a puñetazos una persona con otra.

EMBALSE LA PEREZA EN FILAS DE MARICHE: Uno de los múltiples embalses, construido durante la democracia venezolana (1966) con el fin de suministrar agua a las zonas altas y populares del municipio Sucre del estado Miranda.

MATA E’MANGÓ: Aunque evidentemente es un árbol, los venezolanos por costumbre nos referimos como mata, al árbol de mango.

PEPAS: Nombre popular, con el que los venezolanos, nos referirnos a las semillas de algunas frutas como el mango, el aguacate y otras similares.

MORRAL AMARILLO, AZUL Y ROJO: Mochila característica con los colores de la bandera nacional, con que el gobierno doto y dota a los escolares venezolanos.

NO LE HACE ASCO A NADA: Que acepta todo de buena gana, que nada le repugna.

QUEBRADA SECA DEL PILAR, EN EL ESTADO SUCRE: Caserío del municipio Benítez, del estado Sucre, al oriente de Venezuela.

MANTUANOS: En Venezuela blancos criollos de noble cuna descendientes directos de los conquistadores, de altos funcionarios de la monarquía o de notorios hidalgos provenientes de la península; deriva de la palabra manto y es una referencia al uso exclusivo de esa indumentaria, para cubrir la cabeza durante los servicios religiosos, por parte de las señoras de la aristocracia caraqueña. Desde el año 1571, existía una disposición dentro de las LEYES DE INDIAS que prohibía a otras mujeres, como las mulatas y las negras, la utilización del manto.

GRANDES CACAOS: Los mantuanos se componían, de un reducido número de familias, que eran los dueños de las mejores tierras y de las más ricas haciendas, tuvieron elevado número de esclavos, se enriquecieron notablemente con el cultivo y comercialización del cacao y por ese motivo, se les llamó también “GRANDES CACAOS”.

SULTANA DE EL ÁVILA: Otro de los tantos títulos que los caraqueños le hemos dado a nuestra ciudad, en referencia que es pareja de Cerro El Ávila que da sombra al valle.

PETARE: Población venezolana, capital del municipio Sucre del estado Miranda, considerada el barrio más grande de Latinoamérica; La voz «petare» tiene su origen en la lengua Caribe hablada por los indígenas Mariches, habitantes precolombinos de la actual zona, y significa «frente al río», en clara alusión a la ubicación entre las orillas del río Guaire y la quebrada Caurimare.

MONAGAS: El presidente Jose Gregorio Monagas, refrendo el 24 de marzo de 1854, la ley del Congreso de la República que abolió la esclavitud en Venezuela.

LOS MARICHES: Tribu prehispánica venezolana, que vivieron en lo que hoy es la zona de Filas de Mariche, cerca de Caracas.

TAMANACO: Cacique y guerrero indígena venezolano, de las tribus Mariches y Quiriquires, vivió durante el siglo XVI; junto a Guaicaipuro, se le considera una de las figuras históricas de la resistencia indígena en contra de los conquistadores españoles.

BIDÓN DE AGUA DE LLUVIA: Por inexistencia total de sistemas de agua potable, en la mayoría de los ranchos venezolanos, se tiene un bidón metálico de doscientos litros, en donde se almacena el agua de lluvia para luego ser utilizada.

DULCE NOMBRE DE JESÚS DE PETARE: Iglesia Parroquial que se levanta en pleno Centro Histórico de Petare, su fundación se remonta al año 1621, cuando se ordenó el espacio para un templo y se dio inicio a las labores de una primera edificación. El 16 de noviembre de 2021 el Papa Francisco anunció la creación de la diócesis Petare, y se designó a esta iglesia como su Catedral.

MONSEÑOR JUAN CARLOS: El 16 de noviembre de 2021 el Paoa Francisco, creo la diócesis de Petare y anunció el nombramiento ​de Monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, como su primer obispo.

VINÍCIUS: Vinícius José Paixaõ de Oliveira Junior, futbolista brasileño con nacionalidad española que juega como delantero en el Real Madrid; conocido por su juego explosivo, creo controversia en la temporada 2022/2023 por sus coloridos bailes cuando marca goles. Por bailar luego de meter goles en el Santiago Bernabéu le cantan: «Baila VINÍ, baila»

DIA DE REYES: A pesar de su herencia española y posiblemente por su importante y larga relación con las petroleras norteamericanas, en Venezuela los regalos en Navidad a los niños no son entregados por los REYES MAGOS el 6 de enero, sino por el NIÑO JESÚS, SAN NICOLAS o SANTA CLAUS el 25 de diciembre.

ENCAVA: Fábrica de autobuses venezolana fundada en el año 1962; durante años ha suministrado vehículos de transporte público para satisfacer las necesidades de movilización publica en el país.

ARRECHO: Palabra muy popular, que solemos utilizar en diferentes y múltiples contextos. En este caso significa: bravo, enfadado, malhumorado, que está molesto o tiene mucha rabia. En otro contexto, también la aplicamos a alguien que resuelve los problemas con valentía y bravura, o al que es capaz de resolver muchas cosas sin la ayuda de otros que es de carácter fuerte y no se deja dominar por nadie.

PINCHADO: Clavar algo punzante en alguien o algo, en este contexto: sacarle el aire y vaciar una pelota o balón. La palabra nos recuerda una frase que utilizamos en nuestra familia, para resumir el concepto de compartir: «EN ESTA CASA: O JUGAMOS TODOS, O PINCHAMOS LA PELOTA»

COLECTOR: Asistente al chofer de los colectivos, normalmente encargado de cobrarle a los pasajeros, anunciar las paradas y gritar el destino hacia donde se dirige el autobús, además de mantener el orden en las colas y dentro la unidad.

VACÍO DE CERVEZA: Denominación que utilizamos en Venezuela para referirnos a la gabera de cerveza con las botellas vacías.

ESTATUA BLANCA DE LA CARA DE FRANCISCO DE MIRANDA: Monumento al caraqueño Precursor de la Independencia Americana, situado en la entrada de la urbanización homónima, ubicada al inicio de la carretera vieja Petare – Guarenas.

EL PRINCIPITO de ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY: Protagonista del cuento poético con ilustraciones – y la obra más famosa – del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, publicado originalmente el 6 de abril de 1943; se trata de un niño que “vive” en un pequeño planeta que podríamos identificar como su propia vida, al definir su planeta como “muy pequeño” el autor viene a decirnos que aún tiene mucho por vivir y aprender. El chamito, como nuestro Javier, viaja de planeta en planeta que representan las vidas de las otras personas que va conociendo.

BARRIOS BOLÍVAR, LA BOMBILLA, SAN JOSE, 24  DE JULIO, 5 DE JULIO, 12 DE OCTUBRE, EL ESFUERZO: A falta de información cierta, consideramos a Petare dentro de la lista de los barrios más grandes y peligrosos de América Latina, junto con Neza en México DF, San Javier en Medellín, Colombia y Rocina en Río de Janeiro, Brasil; el nuestro, está formado por muchísimos barrios pequeños, que conforman esa intratable e infinita maraña, con vida propia; los barrios que atravesó Javier en su caminar, esta ubicadas a un lado de la antigua carretera Petare/Sta. Lucía y solo son algunos pocos de los que conforman esa inmensa maraña.

LA PLAZA SUCRE Y LA CATEDRAL DE PETARE: Luego de publicado este relato en este BLOG #MeLoContaronAlrededorDelFuego, el amigo Freddy Alfonzo, lector habitual del mismo, nos recordó que el Pueblo de PETARE tiene una peculiaridad con el resto de los pueblos de Venezuela y es que la plaza ubicada frente a la iglesia (en este caso la Catedral de Petare), no se llama PLAZA BOLÍVAR como es lo común, sino PLAZA SUCRE. Gracias Freddy por la corrección, ya la incluimos.

16 comentarios:

  1. Que maravilla de cuento, te transporta al lugar y al momento. Gracias y Felicidades

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    1. Buenas tardes, no veo tu nombre, por favor indícame: ¿quién eres?

      Agradezco tu comentario, y celebro que lo disfrutaras, recuerda, si te gusto compartelo

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  2. Excelente me gustó mucho nos transporta a la niñez y a la original creencia del "niño Jesus", felicitaciones

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    1. Muchas Gracias por leerlo y comentarlo Mario, celebro que te gustara y disfrutaras leyéndolo como nosotros escribiéndolo, Feliz Navidad para todos Ustedes, un abrazo

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  3. Extraordinaria narrativa. Felicitaciones Juan por la manera excelente en la que escribes tus historias

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    1. Epale Denis: Muchas Gracias por leerlo y comentarlo, agradezco tus comentarios y celebramos que te gustara y disfrutaras leyéndolo como nosotros escribiéndolo, Feliz Navidad en Italia para todos Ustedes, un abrazo

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    2. Verdaderamente me gustó mucho estimado Juan Rodrigo.
      Me trajo recuerdos del Petare colonial y apacible que yo conocí, gracias. Feliz Navidad.

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    3. Freddy Alfonzo, gracias por tu comentario, celebramos que te gustará, feliz navidad para todos Ustdes

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  4. Juan Rodrigo...un extraordinario cuento de navidad.....Gran trabajo......Felicitaciones....Feliz navidad junto a tu familia

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    1. Gracias x el comentario, no veo tu nombre, ¿Quién eres?; celebramos qué te gustará, feliz navidad

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  5. Juan Rodrigo
    gran cuento
    Excelente trabajo
    Felicitaciones
    Feliz navidad para ti y tu familia

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  6. Gracias Alfredo, celebramos que te gustará, recuerda compartirlo, feliz navidad

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  7. Bonito el cuento
    de Javier. Te felicito por tu inspiración y querer compartilo.

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    1. Muchas Gracias Herminia, celebro que te gustara y lo disfrutaras, te deseo una muy feliz navidad para todos Ustedes

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  8. Respuestas
    1. Muchísimas Gracias, celebramos que lo disfrutes y agradecemos tus comentarios, ¿quién es????

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