domingo, 25 de febrero de 2018

despierta Caracas, antes de que salga el Sol - todos juntos y revueltos





Un frio lunes de febrero de 2018 en la Sucursal del Cielo, hace tanto frio que hasta las estrellas cierran los ojos, alumbradas por las luces de la otrora ciudad de Los Techos Rojos … … … …







Aún está oscuro cuando la CHANGA TUKI del DJ DANIEL EL ESPECTÁCULO comienza a sonar, es el despertador del celular de Johenry en el barrio La Vuelta del Águila de Filas de Mariche, el hombre se levanta apurado del catre que comparte desde hace tres meses con Rosinés, y sin muchos miramientos ni amapuches despierta a la menuda mujer que aún se arropa para exorcizarse de la resaca causada por los infinitos palos de Ventarrón que se echaron el domingo, luego como autómata sale pa´tras del rancho donde luego de “mear pal monte”, se lava como puede en el bidón con que recogen el agua de lluvia (estaba como culo de foca, le cuenta luego a la mujer). Ambos se visten apurados a la luz del único “bombillo cubano” que alumbra el salón que les sirve de: living, sala, cocina, comedor, vestier y alcoba, y tomarse siquiera un guayoyito que les caliente los huesos, se encaraman en la moto Empire Sport Touring que la UBCh le asigno a Johenry hace unos años – y que: pa´cuidar unas elecciones, de nuestro comandante – y sin pensarlo se internan por las pequeñas calles del barrio, buscando la carretera Petare – Sta. Lucia. Ahora utiliza el vehículo, para trabajar en una la línea de moto taxi que da servicio, desde la estación del tren de La Rinconada hasta Chacaíto.


Al entrompar la carretera, el motorizado acelera para rebasar a un colectivo antes de llegar a la curva, al pasarlo a Rosinés le llama la atención y se queda mirando a “una joven. con alma de vieja”, que va durmiendo con el cachete pegado a la ventana. Se llama Elena y todos los fines de semana los pasa en su rancho construidos en unos terrenos invadidos de la Zona Industrial El Paraíso del Tuy en Sta. Teresa. De muchacha estudio electrónica en la escuela técnica y a partir de ahí hizo carrera hasta supervisora de cableado en MADOSA de Sta. Teresa, pero desde que la planta fue expropiada hace más de quince años se colocó como trabajadora doméstica (sus amigas y no tan amigas le dicen “cachifa”) para una familia que vive en las quintas “de arriba” en la Urbanización Miranda, allí vive de lunes a viernes y – aunque sabe y siente que todos la tratan bien – no es lo mismo. Con el cachete en la ventana Elena dormita soñando en la época en que los obreros la llamaban JEFA, trabajaba solo de 7½ a 4½, y normalmente se ganaba los bonos trimestrales que asignaban “por contrato” a los supervisores que superaran las metas de producción (esos viernes se deba el gusto de comprar una, dos y hasta tres cajas de Polarcitas para celebrar con “sus obreros”), hasta un Chevettito usado se había podido comprar con lo que ganaba (luego se lo robaron a punta de pistola, una tarde~noche en La Raíza, pero eso es otra historia).


Mientras Elena sueña, a su lado va sentada la Sra. Simona que desde hace mucho tiempo pasa las noches en vela porque no puede dormir, es una pensionada del Seguro Social que según su cedula de identidad y el registro civil de San José de Barlovento ya tiene setenta y ocho años (pero su madre siempre le conto que la inscribieron cuando ya había cumplido los cinco). Durante la mayor parte de su vida Simona se dedicó a planchar, para diferentes casas de familia en las urbanizaciones de clase media de Caracas, y aunque nunca fue adinerada, su trabajo le dio para criar con comodidad y convertir en hombres y mujeres de bien a sus múltiples hijos. Pero desde hacen ya más de diez años, las rodillas comenzaron a cederle y por lo que ya no pudo pasar los días parada ante la tabla de planchado. Y aunque la mayoría de las familias buscaron ayudarla (la contrataron por ½´s días, la dejaron planchar sentada – que nunca es lo mismo, le separaban la ropa “liviana” de la “pesada”, y múltiples ideas más), al poco tiempo ya no pudo ejercer su profesión. Al tiempo debió vender su rancho (ubicado en la parte alta de Carapita), y mudarse “arrimada” con una de sus hijas a Mariche, hoy vive de su pensión y de lo que gana vendiendo sus vasitos de “guayoyo colado en manga e´tela” (que en estas tierras jamás debe ser confundido con un simple negrito), en la cola del distribuidor metropolitano. Por eso cada madrugada antes de la salida del sol, la vieja Simona se levanta del catre que comparte con su nieta y tocaya – decir que se despierta, sería una total y completa falacia ya que les reiteramos que desde hace mucho tiempo Simona pasa las noches en vela –, para preparar dos ollas de infusión sobre “la única hornilla del primo” que le sirve de cocina al rancho, con ellas repleta dos termos de cuando los chinos hacían “chucherías” y los mete en un viejo bolso de playa que le regalo uno de sus viejos clientes, con su bolso a cuesta camina hasta la Carretera Petare – Sta. Lucia, en donde se monta en un colectivo que la lleva hasta el Distribuidor Metropolitano, en donde finalmente puede vender sus vasitos. Hoy solo pudo hacer una olla, porque se le terminó el gas a la bombona, por eso solo lleva un termo, y solo “facturara” la mitad. Pero volvamos con Elena que sigue soñando a su lado.



A pesar del altísimo volumen en que Ruben Blades les cuenta a todos la vida y muerte de Camilo Manrique: ♪♫ Después de una tunda e´palos, que te mueras es normal ♪♫, Elena esta tan metida en sus sueños que casi se le pasa la parada a la entrada de la Urbanización Miranda, despierta y apurada le grita al colector:

-          ¡En la parada!



-          Aquí no hay parada – le contesta “el chamo”, aprovechando y disfrutando su autoridad prestada



-          ¡Coño, que me dejes aquí, te dije! – replica con el tono bien aprendido de supervisora, mientras se para y se abre paso a empujones hacia la puerta



Finalmente, el chofer, se detiene como a doscientos metros del semáforo que alumbra el rostro de EL PRECURSOR, y Elena – sin disimular su arrechera - empuja al Colector al bajarse. El Colector se llama Nelmar y tiene “casi” 16 años, desde muy chamo su madre le había conseguido cupo para estudiar en el antiguo Instituto Experimental de Formación Docente Luis Beltrán Prieto Figueroa de la Rómulo Gallegos – o simplemente El Experimental, como le dicen los alumnos desde su creación haya en el lejano 1959 -, pero cuando su hermano mayor “por parte de pa´e” consiguió chamba como avance en la línea Petare-Sta. Lucia, Nelmar dejo el liceo y la casa  materna – donde lo obligaban a perder el tiempo estudiando – para mudarse con su viejo y hacerse colector en LA PICA-PICA (así llaman en la línea al ENCAVA que maneja su hermano, debido a la calcomanía de la MAJESTUOSA, CELEBRE Y MILAGROSA ANIMA DEL PICAPICA que adorna el vidrio de atrás), la verdad es que como colector no gana casi nada, pero su hermano le da, de vez en cuando la oportunidad de manejar la unidad, y así cuando tenga la edad estará listo para meterse también a avance, y luego con el tiempo, se comprara su propia unidad, y es que Nelmar sabe que él no tiene las bolas pa´malandro, que es donde todos saben que están los reales de verdad, y POR AHORA – como dijo el malandro aquel - se contenta disfrutando de: la oportunidad de aprender a manejar la buseta, los reales que le dan como colector y sobre todo de la autoridad sobre los pasajeros y sobre los otros conductores que viene conexos con el puesto de colector, él es quien maneja la disciplina en la unidad. Hablando de la autoridad, al reincorporarse a la carretera LA PICA-PICA le corta la vía a una TOYOTA MERU que viene saliendo de La Miranda, la conductora clava los frenos y pega la corneta, Nelmar saca medio cuerpo por la puerta y guindado le grita:



-          ¡No me jodas “MARIA CORINA”, las calles son pal pueblo, ja ja ja ja ja ja ja ja !!!!!!!!!!!!!!! – se ríe el chamo de su ocurrencia



La chica de la MERU se llama Valeria, y se dirige a la UNIVERSIDAD MONTEÁVILA en donde está terminando la carrera de Comunicación Social, esta mañana esta apurada para reunirse temprano con su compañera de tesis (aunque en esta universidad le dicen: Proyecto Final de Carrera), se hicieron “mejores amigas” desde hace ya “muchísimos años” cuando comenzaron a estudiar en el maternal de INSTITUTO ANDES DE LOS NARANJOS y se dieron cuenta de que “casualmente” ambas se llamaban Valeria (como que ese nombre estaba muy de moda para las madres del ´94), desde entonces ambas fantasearon con que estudiarían juntas: en el instituto, en la universidad y en el posgrado. La otra Valeria viaja esta misma tarde a Madrid, para visitar a su novio que está sacando un diplomado de Business Administration para Emprendedores en la COMPLUTENSE, y esta Valeria quiere que revisen juntas el avance del Proyecto Final antes de que su amiga baje a Maiquetía, y no lo pudieron revisar durante el fin de semana, porque esta Valeria lo paso en Pto. Azul con Pablito, el chico con quien está saliendo desde que “su novio de toda la vida” se fue para Alemania a estudiar Ingeniería Mecatrónica en la Universidad de Hannover. Además, quiere pedirle por “enésima quinta vez” que investigue cuales son los posgrados que pueden hacer juntas en la capital española después que se gradúen. Gracias a sus abuelos ambas tienen pasaportes de la Comunidad Europea (una por España y la otra por Italia), y desde hace tiempo son de la idea de quedarse por el viejo mundo, este fin una de la Valeria retwitteó «Realidades: a mi Venezuela ya no me duele, me duele seguir aquí en esta vaina, en este: “ya no se puede vivir”».


Al llegar a la altura de Terrazas del Ávila, el ánimo de Valeria se desinfla al encontrarse una tremenda cola que “no debería haber a esa hora”, revisa que los seguros de la MERU estén cerrados, apaga a Luis Fonsi y Daddy Yankee que a todo volumen le cantan Despacito, y con el “manos libres de su nuevo Samsung S8-Plus que le trajo Santa en Navidad”, comienza a llamar a Vale (así se llaman las amigas entre ellas), para decirle que cree que va a llegar tarde. Está en eso cuando escucha, que le tocan corneta, voltea y ve a un joven como de su edad, que desde un VOLKSWAGEN ESCARABAJO, NEGRO METALIZADO CON RINES DE ALUMINIO (el vehículo esta tan nuevo, que parece recién sacado de HAPPY DAYS), le hace señas para cederle el paso. El joven se llama Jorge, y aunque es Economista egresado sumacunlaude de la UCAB, hoy se dedica a ser BACHAQUERO PREMIUM. Y es que, gracias a los múltiples y diversos, contactos de sus padres, tíos, hermanas y primos, Jorge se ha hecho de una muy exclusiva clientela entre los que están empeñados en mantener toda costa, algo o toda su calidad de vida, y él les consigue desde JAMÓN IBÉRICO DE BELLOTA o ACEITE DE OLIVA ESPAÑOL EXTRA VIRGEN MONOVARIETAL (para los amigos sus padres), hasta pañales y pastillas anticonceptivas para las amigas de sus hermanas y primas. El sistema lo tiene montado estrictamente en divisas (que en casos excepcionales pueden ser pagadas en Bs, al cambio del día). Su negocio ha crecido gracias a los múltiples amigos – tanto del San Ignacio como de la UCAB - que han emigrado a disímiles Países, por eso ya cuenta con “representantes” en: España (para Jamón Ibérico, Aceite de Oliva, Cava Catalán, vinos de la Ribera del Duero y turrones para Navidad), Italia (desde donde le envían El Parmesano Reggiano - el Rey del parmesano, Pasta ZARA de todos los tipos y el Panettone Bauli que fue un éxito el diciembre pasado), Miami (desde donde una ex- novia le envía medicinas contra pedido, productos de tocador y de maquillaje en general, productos de baño, celulares – específicamente Iphone o Samsung de última generación desbloqueados, y zapatos de marca, esto es el último de sus inventos y fue todo un éxito entre los panas durante las últimas Navidades) y Chile (de donde trae vinos de varios tipos, cepas y precios). Su lema es “LE CONSEGUIMOS DE TODO, SI TIENE COMO PAGARLO”, ya ha ahorrado suficiente como para poder irse al exterior (le tientan Australia y/o Canadá para hacer su Doble Maestría En Globalización Y Economía Mundial), pero el negocio va tan bien que ha demorado esos planes, sus padres le dicen que eso es PAN PA´HOY Y HAMBRE PA´MAÑANA, pero Jorge piensa que debe aprovechar para hacer unos churupos mientras le dure, y aunque se confiesa total, completa y activamente opositor del régimen – ahora repite lo que siempre dice su padre: CON LOS ADECOS SE VIVE MEJOR –, sabe que tan pronto como regrese la democracia al País, su carrera como MARCO POLO VIP AND TROPICAL DEL SIGLO XXI deberá ser totalmente revisada.

Por ahora Jorge vive bien, y se da lujos que en el exterior jamás podría, por ejemplo, el pasado viernes su padre cumplió años y le regalo una botella de RON CARÚPANO LEGENDARIO CON VEINTICINCO AÑOS DE AÑEJAMIENTO EN BARRICA, que le costó más de doscientos dólares, sabe bien que no podría darse el gusto de pagarlo en ningún otra parte del mundo. Al recibirla su Padre le decía con orgullo:

-          Es increíble que, en medio de esta crisis, una destilería venezolana haya hecho posible un ron vintage como este, hecho con una única reserva de 25 años de añejamiento y sin mezclas con rones de otras edades, eso es en cualquier parte del mundo es una auténtica rareza lo que llaman un incunable



-          Y una prueba más de que aquí vivimos en BIZZARO´S WORLD THE SUPERMAN – contesto el hijo



Además, para el beneplácito de sus padres Jorge puede aplicar en su negocio buena parte de lo aprendido en la UCAB (sobre todo lo relacionado a mover y colocar los ingresos de su negocio), y para su beneplácito personal, puede continuar con disfrutando de su afición de: vivir en el País de las mujeres más bellas, por eso cuando ve a una doña portando un significativo par de DOUBLE HANDS, que lucha por incorporarse a la cola desde la salida de Terrazas del Ávila, con una amplia sonrisa le hace señas para darle paso.  La Señora se llama Patricia y trabaja en la oficina principal de Seguros Caracas, tiene 45 años, y está divorciada desde los 41, sus dos hijos viven con el ex y su nueva esposa en Weston, pero ella no se ha ido para La Florida porque está saliendo con Juan Carlos que fue su primer jefe cuando se inició en Banesco Seguros durante el último año de la democracia, y “el pendejo” metió la mayor parte de sus dólares en una franquicia de CENTURY21 y no “se puede” o “no se quiere” ir, pero ella ya no aguanta ver cómo pasan los días, teniendo que  permanecer lejos de sus hijos. A pesar de eso a Patricia le va bien aquí con su Juan Carlos, este fin de semana se fueron A LOS ROQUES en la avioneta de un pana, y sin lo pasaron de lo mejor. Si bien no pudieron tomar whisky 18 años (como cuando trabajaban juntos en Banesco), si cataron varias botellas de RON ANTIGUO DE SOLERA SANTA TERESA 1796 que a todos les parecieron “buenísimas”, y ella estreno un diminuto biquini para demostrar que la operación de año pasado – para afianzar cada cosa en su lugar – había sido todo un éxito:

-          Por los reales mejor invertidos de mi vida – brindo Juan Carlos con el pana, cuando la vio salir de las azules aguas del archipiélago.

Patricia estaba contenta, esos “lujos” le hacían olvidar por instantes, tiempos mejores cuando pertenecía a la “Clase Media Alta de Caracas”, por lo que hoy se había envalentonado con ganas, y lucía una diminuta minifalda en juego con una transparente camisa sin mangas que le permitían modelar su bronceado por toda la oficina

-          Que se mueran de envidia las palurdas esas – reía para ella


Ya en la cola, prendió la radio de la AVEO, para escuchar 99.9 FM – desde cuando tenía que llevar a sus chamos a La Salle se había inventado la competencia de poder prender la radio antes que Cesar Miguel dijera su ya mítica frase: «Determina el azar del Señor portero … …», antes Cesar la decía a través de la radio de una EXPLORER del año que le compro el ex, ahora es en la de esta AVEO que heredó de su vieja, pero siempre es la misma frase – y se alegró al escuchar que aun sonaba Asia con su Heat of the Moment, la primera canción del día estaba por terminar y de inmediato se escucharía la melodiosa frase de la voz radial que despierta al País de lunes a viernes, la mujer sonrió pensando: «Patricia has vuelto a ganar».


En eso estaba cuando su vista divago hacia un excursionista que descendía de La Julia luciendo una sudadera de la Universidad de BERKELEY – California, se llama Eduardo y tiene casi sesenta años. Eduardo es Ingeniero Mecánico de la Simón Bolívar y desde que se graduó hacen ya treinta y cinco años ha ejercido fuera de Caracas (la sudadera de Berkeley se la debe a su hijo mayor, que estudio y egreso como Arquitecto de la Universidad Californiana, gracias a una beca de soccer). Ahora Eduardo vive en Punta e Mata (Estado Monagas) en donde ejerce la Gerencia General de una empresa que procesa maderas y que aun lucha por sobrevivir a la inmensa crisis venezolana. Edu (así le decían de siempre en su casa) no nació en Caracas, pero siempre se ha sentido totalmente caraqueño – Caraqueño siempre, Caraquista jamás – y por eso disfruta mucho cuando tiene la oportunidad de quedarse algunos días en la capital. Tanto es así que a ha negociado para que las reuniones de Junta Directiva se realicen en la capital durante la segunda semana de los meses pares, así cada dos meses el Gerente General “se muda” a la casa familiar – en donde aún vive su madre – la cual está ubicada en la parte alta de El Marqués (justo en la calle ciega que queda entre el Parque La Aguada y el Colegio Bolívar y Garibaldi). Unas de los ritos de Edu durante esas semanas es subir a la Julia bien temprano en la mañana, lo que sin duda es una de esas tradiciones del pasado que le hacen reconciliarse con su infancia, la subida revive muchos domingos cuando su padre los llevaba a él y a sus hermanos hasta el puesto del guarda bosques:

-          Hay cosas que nunca cambian, aunque la ciudad sea otra – piensa siempre que sube

Y, la verdad, es que no todos los cambios son malos, Edu disfruta muchísimo de la nueva competencia entre Guacamayas, Loros y Zamuros por dominar los cielos del Valle, con claridad recuerda que, en el año 1983, cuando le toco mudarse al interior, para ver una Guacamaya en Caracas uno tenía que ir al Parque del Este, o a Tarzilandia.


Al salir de cerro, Edu espera que terminen las últimas notas de Mercedes de Simón Diaz, se quita los audífonos de su IPod, y comienza a bajar por la Av. Sans hacia la casa de su vieja. A esta altura de su vida “la ecuación” le da a Edu la tranquilidad del deber cumplido: tiene la seguridad de tener a sus dos hijos ya profesionales y viviendo en el exterior, disfruta de una cómoda (aunque no exuberante) cuenta en divisas, es propietario de una casa construida para complacer sus gustos (aunque la misma este ubicada “en el monte”), goza de la tranquilidad de poder dormir todas las noches sobre la almohada que da una conciencia limpia (como le enseño su padre), y sobre todo la inmensa satisfacción que de saber que comparte la vida con una mujer que lo ama, lo admira, lo desea, y además de que se lo demuestra todos los días, para envidia de muchos, todo esto es reciproco. Lo único que empaña su entrada a los 60´s es la trágica incertidumbre de como convivirá con sus nietos, estando un hijo en California, la otra en Barcelona y el en Monagas. En eso piensa cuando observa una TOYOTA 4RUNNER 2018 color vinotintó que viene saliendo de la Cota Mil hacia la Avenida Sanz del Marques, en el asiento de atrás va un joven barines de treinta y cinco años WhatsAppeando en su IPhoneX, se llama Ignacio – pero desde siempre propios y extraños le dicen Nacho – y es un enchufado de la revolución. Nacho tenia quince años cuando inicio la dictadura en 1998, y estaba totalmente encandilado por su paisano que iba a freír cabezas y a darle el gobierno al pueblo, por lo que de inmediato se inscribió en las filas de la juventud del partido, y desde entonces ha trabajado por y para el régimen. Hoy está casado con Natacha, una estilada morena de Puerto La Cruz que participo sin mucho éxito en un Miss Venezuela de inicio del siglo, pero al finalizar el concurso, el mismo Rey de La Belleza la había contactado con Nacho que siempre estaba en la búsqueda de “bellas mujeres” para trabajar en las diversas exposiciones, asambleas, congresos, cumbres y sancochos, que el Líder disfrutaba organizar para llenar su ego y que Nacho tempranamente había convertido en su más directa y efectiva entrada de dinero. La mayoría de estas bellas mujeres desarrollaban lucrativas carreras como “prepagos” para los visitantes, los jerarcas, los oficiales y en general para todos los enchufados que gravitaban alrededor del régimen. Pero nada más conocerla, el llanero había quedado prendado por la oriental, y había esgrimido todas sus influencias para alejarla del grupo y convertirla en su mujer, entre alagada por el galán y molesta por que la alejaran de las propinas, Natacha se dejó seducir, pero su nueva tarifa fue el matrimonio. Hoy ya tienen diez años de casados, y aunque muy internamente la mujer se lamenta de las amigas perdidas (muchas de sus amigas de la infancia, ya ni la saludan) y de no poder llevar a sus hijos a Orlando a ver a Mickey (hay un envidioso y pendejo fiscal del Sur de New York que se empeña desde hace meses en abrirle a Nacho un falso expediente por lavado de dinero, y en consecuencia los imbéciles de la embajada americana no les quieren aprobar las visas ni a ella ni a sus hijos), el favoritismo, el dinero, los lujos y el inmenso poder que vinieron como dote con el marido son suficientes para acallar esas voces.

Esta mañana Nacho se dirige a una entrevista en Globovisión, para promocionar la serie de festividades que le asignaron diseñar como inicio la campaña electoral durante los Carnavales, en eso está distraído afinando los detalles mediante el WhatsApp, cuando levanta la vista y observa que están por salir de la Av. Romulo Gallegos para llegar a la planta televisiva, esta tan creído y cegado por el poder que no es capaz de percatarse que desde la acera una mujer está observando su 4RUNNER con expresión de reproche, su aspecto denota que desde hace varios lustros esta sufrido una difícil crisis, pero la sonrisa que ilumina su rostro manifiesta que su corazón tiene el total convencimiento de que «no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista», y que en consecuencia las cosas pronto mejoraran tanto para ella, como para todos aquellos que verdaderamente la aman, por eso sigue luchando en todos los frentes posibles para que esto suceda, ella tiene la fe y la esperanza de que sus múltiples hijos pronto volverán a casa, y que las experiencias que ellas han vivido, las inmensas ganas que tienen y la ciclope fuerza que les da la unidad, serán ingredientes suficientes para “reconstruir el hogar” y verlo renacer como ave fénix, de las cenizas generadas por la catástrofe a la que han sido sometidos. La mujer se llama Venezuela y aunque su edad es indefinida, se siente como una quinceañera que tiene toda la vida por delante y espera con esperanza a su príncipe – o, mejor dicho – a sus príncipes azules. Por eso cuando cruza la calle les sonríe a todos y con inmensa esperanza va tatareando la última estrofa de Viajera del Rio:


♫♬ Por eso en mis sueños, ♬♫

♫♬ cuando la recuerdo, ♬♫

♫♬ triste voy al malecón, ♬♫

♫♬ para ver si el río, ♬♫

♫♬ cambia la corriente, ♬♫

♫♬ y vuelvo a ver mi flor ♬♫








Pterodáctilo Ancestral

Caracas, febrero 2018









Y recuerda la consigna de este blog: SI TE GUSTA, COMENTA y COMPARTE



NOTA: La cámara de todas las bellas fotos que acompañan este relato, son de nuestro gran amigo Ildemaro Trías, a quien le agradecemos infinitamente su permanente, e impagable colaboración para con #MeLoContaronAlrededorDelFuego.

Para disfrutar de más fotos de Ildemaro, puedes buscarlo en todas las redes sociales como @IldeTrias – Fotografía

jueves, 8 de febrero de 2018

LA BODA DE HERENIA, tragedia guara en cuatro actos




Dedicado a mí siempre entrañable estado Lara, y a todos los que comparten conmigo este amor por esas bellas tierras, especialmente a mi Madre y mi Padre, que nada mas conocerlas las adoptaron como suyas, a mis hermanos mayores que también se sienten inmensamente orgullosos de ser Guaros y a todas las Herenias que han existido, existen y existirán a lo largo y ancho de Venezuela.

Caracas, 8 de febrero 2018




Canta oh hermosa Heres,
la cólera de los dioses,
contra tu protegida Herenia,
la de Humocaro Abajo ... ... ...





ACTO I

La cadena montañosa más larga de la tierra contornea las costas del océano Pacífico a lo largo de más de siete mil kilómetros, recorriendo de principio a fin el eje oeste de Sudamérica. En sus cumbres y valles se esconden secretos y leyendas como el inexplicable abandono de la Ciudad de Machu-Piccho en las cimas Peruanas, los secretos que esconden las negras aguas del lago de Titicaca en las cumbres bolivianas, los majestuosos cóndores que vuelan sobre el infinito altiplano que comparten Argentina, Bolivia, Chile y Perú, los seis mil novecientos sesenta metros que hacen del Aconcagua la cumbre más alta fuera del Himalaya, la cadena de los volcanes más altos del mundo – incluyendo «Ojos del Salado», el volcán más alto del mundo –, y al norte muy al norte – la bella leyenda de un Shangri-La tropical: la leyenda de Humocaro Bajo.


Humocaro Bajo, es un escondido rincón al Norte de la cordillera andina, enclavado en un valle que fue tallado durante miles de años por El Tocuyo – uno de los tantos artistas que los dioses enviaron a esculpir aquellos montes –, la escultura resultante fue tan del agrado de Zeus y su esposa Heres que decidieron privilegiar aquel valle rodeándolo de infinitos manantiales y ocultándolo tras altos peñones que le sirven de muralla y lo protegen de los embates de Cronos, como habían hecho mucho antes con el Shangri-La del Himalaya. Fue tal el esmero de los dioses en ocultar aquel valle de ensueño que con el pasar del tiempo se les perdió y luego simplemente: lo olvidaron. Pero la leyenda de un hermosísimo lugar rodeado de peñones y manantiales, donde nacían niñas con nombres griegos y apadrinadas por Heres, perduro entre los pueblos del norte de la cordillera andina, y allí los viejos la contaban una, otra y mil veces entre Cocuy y Cocuy, frente a las miradas incrédulas y las sonrisas sarcásticas de los visitantes.

Menos de uno, se trataba de un Joven Isleño que vendía sus mercaderías por aquellas montañas y que había escuchado muchas veces la leyenda de un escondido lugar a donde nunca nadie había podido llegar a vender, pero él – que se consideraba el mejor mercader del mundo - pensaba que no podía existir un caserío – por muy escondido y remoto que fuera – en donde no se pudieran colocar sus mercancías. Tan prendado estaba de aquellas historias, que siempre que recorría aquellos parajes su mirada circulaba de cumbre en cumbre, en busca de los altos peñones descritos en las leyendas de Los Viejos del Cocuy.

Y así pasaron los años, hasta que una soleado mañana cuando el bodeguero de Humocaro Bajo abrió las puertas de su tienda – ubicada frente a la rustica Plaza Bolívar – se encandilo con la sonrisa y los inmensos ojos azules de un joven forastero. Se trataba de aquel Isleño que de tanto buscar y buscar, finalmente había dado con el escondido pueblo. Se pusieron a hablar de cualquier cosa, hasta que el mercader le ofreció su mercancía a consignación.

Aun receloso de aquel desconocido joven, el bodeguero solo acepto algunas pocas, y cuando el Isleño se fue, las coloco en sus fríos estantes, de inmediato las Humocareñas de Abajo que entraban a la bodega se dejaron deslumbrar de aquellos colores y olores que eran totalmente exóticos para ellas, y las compraron.


Así a las dos o tres semanas, cuando el joven mercader, paso nuevamente por Humocaro Bajo, el bodeguero lo esperaba con mucha impaciencia, pago la deuda anterior e hizo un pedido bastante mayor. Esto se repitió de semana en semana, cada vez con más mercancías, hasta que llego un día en que todos en Humocaro Bajo esperaban la periódica llegada del Isleño con sus múltiples mercancías, que llenaban aquel escondido pueblo de olores y colores antes desconocidos. Con el tiempo el joven se volvió parte del pueblo, y se volvió habitual verlo caminar por sus calles, comer en su posada, conversar con los lugareños, tomarse una cerveza en el botiquín, y …. …



ACTO II


A principio del año del año 60, el Isleño llego más feliz de lo habitual al pueblo. Le conto al bodeguero que se había casado el año anterior, y se había mudado con su esposa a la Capital Musical la Ciudad de los Crepúsculos y que ahora ella estaba esperando a su primogénito.

Cuando regreso en agosto a traer sus mercancías, les conto a todos que había nacido su primer hijo que se llamaba como él. El tiempo continuo y las visitas del joven con sus mercancías se repetían religiosamente muy temprano en las mañanas de cada primer y tercer miércoles del mes, hasta la mañana del tercer miércoles de septiembre del año 61: cuando el bodeguero abrió las puertas de su establecimiento se extrañó de no encontrarse con la sonrisa esperada. Paso todo el día sin que pasara nada y cuando estaba a punto de cerrar, el joven entro a la bodega y con su habitual sonrisa le conto a su amigo que ahora su esposa había tenido una bella y Dulce niña, los amigos se abrazaron y se dirigieron al botiquín para “tomarse los meaos de la niña”, el joven con unas frías cervezas y el bodeguero con unos chuts de Cocuy. Luego de unos tragos el isleño le comento al amigo, que lo único que le empañaba su inmensa felicidad era que cuando salía a colocar sus mercancías por aquellas montañas, su joven esposa se quedaba sola con los dos infantes en una ciudad en que no tenía ni familiares ni amigos, el bodeguero se quedó pensando en el problema de su amigo. Y cuando el Isleño regreso a las dos semanas le dijo:

-      Tengo la solución para ti, arriba en Humocaro Alto, hay una familia que tienen muchos hijos y que no pueden alimentar y mantener a todos. Entre sus hijas hay una niña de trece años muy trabajadora y hacendosa, que podría irse a tu casa para hacerle compañía y ayudar a tu esposa. La joven se llama Herenia – continuo el bodeguero – no es bonita, ni fuerte, pero si trabajadora y educada.

-      ¿Herenia?, no había escuchado ese nombre antes – contesto el joven isleño, sin poder esconder la satisfacción que le provocaba la propuesta del bodeguero.

-      Na´Guara con estos extranjeros – ironizo el bodeguero, y luego con aire de maestro continuo orgulloso de tener algo que explicar a su amigo – Herenia es un nombre relativo a Hera, la divinidad griega esposa de Zeus, aquí en Los Humocaro siempre nos hemos sentido muy cercanos a ellos, por aquello de las Leyendas de los Viejos del Cocuy, de allí el nombre.

Cuando el mercader regreso a su casa en la capital musical, y luego de abrazar a su mujer y a los niños, le dijo a la primera:

-      Arriba en Humocaro Bajo, hay una familia que busca colocar a su hija de trece años en alguna casa decenté, me parece una buena solución para que te haga compañía, te ayude con los quehaceres de la casa y con los niños. Cuando quieras vamos hasta allí y hablamos con sus padres.

Al principio la esposa no se convenció totalmente de la idea ya que pensaba que nadie era lo suficientemente buena para cuidar a sus hijos, y además temía que si la traía debería criar no a dos niños sino a tres. Pero con el pasar del tiempo, y gracias a la insistencia de a gotas de su marido, se fue convenciendo de que era la mejor opción, y así un fin de semana cualquiera de mediados del 62, los dos esposos salieron temprano de su casa hacia Humocaro Bajo. Al llegar buscaron al bodeguero, quien los acompaño hasta la casa de la niña.

Tocaron la puerta y la abrió una señora de edad indefinida que portaba un viejo y roído delantal, quien saludo con desconfianza a los recién llegados. EL bodeguero los presento diciendo que se trataba de la pareja de la ciudad de la que ya le había hablado, que buscaba a una joven trabajadora, para que hiciera compañía a la señora, cuidara a los niños y ayudara en la casa.

-      A cambio nos comprometemos a darle una habitación, alimentarla, vestirla y pagarle regularmente su salario – tercio el joven isleño.

-      Además, yo que estudie normalista en Canarias – complemento la esposa con orgullo - me comprometo a ensañarle a leer, las matemáticas basicas y ayudarla a que complete su primaria y quién sabe si también el bachillerato.

La señora, se les quedo mirando con la mirada perdida de quien está en otra parte o de quien ve lo que el resto del mundo no puede contemplar, mientras que en su corazón de Madre se desataba una violenta riña entre las dos opciones que se le presentaban: por un lado, no quería dejar ir a su amada hija con aquellos desconocidos que hoy tocaban a su puerta, pero por el otro ella sabía que si la dejaba ir habría más comida, más ropa y más espacio para sus otros hijos, y seguramente también habría un mejor futuro para la misma Herenia.

Finalmente, la madre se decidió, y llamo a Herenia. Pero cuando la delgada, frágil y fea niña se presentó ante sus nuevos patrones, el hombre dudo que aquella fuera una buena idea, estaba seguro de que aquel feo saco de huesos no sería capaz de ayudar en algo en la casa. Por su parte la esposa – en silencio – escudriñaba en los ojos negros de aquella fea cara, en busca del amor que cuidaría a sus amados hijos, y allí en el fondo, muy en el fondo lo encontró. En ese momento la esposa y Herenia ignoraron a todos los demás en aquella sala y en el mundo, y en sus caras se formaron dos relucientes y profundas sonrisas, que sellaron el pacto que uniría por más de una década a la protegida de Heres, con la maestra isleña.

Cargando una maltrecha bolsa de enseres, que le preparo su madre, Herenia se montó en el carro de sus nuevos señores, y por primera vez en su corta vida, salió de Humocaro Bajo, sin saber cuándo volvería.

En la cima del Olimpo, la Reina Hera desde su palacio observaba con sarcasmo, como aquellos mortales habían encontrado su escondido Shangri-La tropical, y se atrevían a retarla “raptando” a su protegida del pueblo en donde la había emplazado. «¿Piensan que será feliz fuera de Humocaro?, hagan lo que quieran, pero no olviden que la venganza es un plato que se sirve frío y se come muy despacio», pensó mientras reía a carcajadas y maquinaba su plan … … …



ACTO III

Es importante resaltar que la familia que la acogía no pretendía pasar por rica, sin embargo, al llegar a su nuevo hogar, lo primero que agradeció Herenia fue poderse sentarse a comer como nunca antes lo había hecho, además cuando le asignaron un pequeño cuarto “para ella”, los señores nunca se imaginaron que le estaban obsequiando la primera cama que no debía compartir con sus hermanos.

Al día siguiente le suministraron ropas limpias, que – aunque usadas – eran de mejor calidad que todas las que antes había utilizado, Herenia se bañó, se cambió de ropa, se peinó su largo cabello azabache ajustándolo con una ancha cinta blanca que le habían facilitado con las “nuevas ropas”, y cuando se paró frente al espejo para darse los toques finales antes de salir, se detuvo incrédula de no poder reconocer a la persona que la estaba observando.

A partir de allí todo se sucedió, rápidamente: durante el día aprendía y ayudaba con los niños y con los deberes de la casa, y al final de la tarde se sentaba con la señora quien le enseñaba: a leer, a escribir, y los primeros números. Cuando la familia, salía de paseo ella los acompañaba y compartían con ella lo que tenía. Y al final del mes, la llevaron al banco para que abriera una cuenta de ahorro en donde comenzó a guardar casi íntegramente sus jornales:

-      ¡ ¡ Para tu dote, mi niña ! ! – bromeo la señora dramatizando su acento isleño.

A mediados del año 63, nació el tercer niño de la familia – que según las malas lenguas: siempre fue su favorito –, y los esposos decidieron buscar nuevas y mejores oportunidades para la familia, por lo que recogieron sus macundales, arrearon a sus muchachos, y con todo ello – incluyendo a Herenia – se mudaron de la Capital Musical, a la Sucursal del Cielo. Al principio nuestra protagonista, se entristeció al conocer que la alejarían aún más de sus amigos, de su amada familia y de su siempre entrañable Humocaro Bajo, pero cuando llego a su nuevo hogar quedo sorprendida del tamaño de la ciudad, ella nunca se había podido imaginar que tanta gente pudiera vivir en un solo valle, y pensar que en “su pequeño valle, de Humocaro Bajo” vivían solo unos cientos de vecinos y todos la llamaban por su nombre.


En la metrópolis, Herenia: comenzó a sacar su primaria (por un parasistema vía radio), continúo perfeccionándose en las labores de la casa, cuidaba con el mayor esmero a “sus queridos niños”, crecía como persona y continuaba ahorrando casi todo lo que ganaba (su única afición era la de tomar infinitas fotos a sus niños, con una moderna cámara KODAK POCKET INSTAMATIC 100, que se había dado el gusto de comprar).

En el 67, la pareja tenía programado un viaje a sus Islas para visitar a la familia y presentarles la prole a los abuelos, y se fueron todos juntos: los niños (que ya eran cuatro), los padres y la inseparable Herenia, que – aunque continuaba siendo fea – se había transformado en una mujer muy diferente a aquella niñita que había salido de Humocaro Bajo hacia cinco años. El viaje fue en barco y en la Isla se quedaron seis largos meses, durante los cuales tuvo Herenia la oportunidad de conocer y experimentar nuevas costumbres y culturas, que la seguían formado.



ACTO IV

Pero al regresar a la Sucursal del Cielo a Herenia le esperaba la más grande e inesperada experiencia, la oportunidad de conocer el Amor. La vida puso ante ella a un joven almacenista que trabajaba en los depósitos de sus patronos. Quiso la casualidad – y aquí se ríe Heres de nuestra ingenuidad -, quiso la casualidad que el joven se llamara Calisto – nombre de una de las muchas amantes de Zeus, a quien su esposa Heres mando a matar para vengar el engaño. Si Calisto y Herenia hubieran conocido LA CELESTINA – la tragicomedia de Calisto y Melibea -, seguramente no hubieran continuado con aquel amor imposible, pero para los jóvenes enamorados no existen los obstáculos, por lo que iniciaron un bello noviazgo de varios meses, hasta que a principio del 70 Calisto le propuso matrimonio. Herenia acepto la propuesta rebosando de alegría, finalmente su felicidad estaba completa, nada ni nadie podría empañar su vida. Eran tanto y tan completo su júbilo que la pareja decidió, ir hasta Humocaro Bajo, para que Calisto pudiera formalizar la petición de mano de su amada, y así aprovechando el asueto por la celebración de las fiestas carnavalescas, se encaminaron hasta el nacimiento de los andes – mientras desde el Olimpo Heres los observaba y disfrutaba de lo bien que funcionaba su plan.

Apenas llegaron al pueblo, la noticia de la próxima boda de la hija prodiga se rego como pólvora seca, y se preparan grandes fiestas para festejarlo, los hombres se llevaron a Calisto al botiquín del pueblo y se abrieron varias botellas de Cocuy para agasajarlo. Mientras Herenia abrió su maleta nueva – en su mente no pudo dejar de compararla con aquella maltrecha bolsa de enseres que le había dado su madre como herencia hacían ya diez años – y alborozada sacaba los regalos que había traído para su padres y hermanos, todos se impresionaron de los presentes que traía, hasta que la menor de las hermanas dijo:

-      ¿Y todo esto nos lo compro Calisto?, debe de ser un hombre muy, muy rico.

-      ¡No!!!!! – reprendió Herenia-, ¡estos se los compre yo, con mis ahorros de lo que gane durante todos estos años!, a las feas no nos queda más remedio que ahorrar mucho, recuerden lo que dicen en España: “Fea con dote, trae a muchos en el bote”.

-      ¿Y tanto ahorraste? – increpo la madre, sin poder ocultar su curiosidad

-      ¡Na´Guara má!!!!!!, eso no es nada – se rio muy orgullosa la hija – mientras sacaba de su bolso la libreta de la cuenta de ahorro que la había abierto la señora cuando se ganó el primer sueldo – mira cuanto tengo de dote, jajajajajaja

Sin esconder su lujuria la vieja reviso la libreta, muy impresionada de la cantidad de números que tenía, y Herenia continuaba chismeando y riendo con sus hermanas sin percatarse que su madre sigilosamente guardaba la libreta en uno de los bolsillos de su viejo raído delantal – Heres reía.


Aquellos días en Humocaro Bajo con Herenia, fueron los mejores en la vida de Calisto, fiestas, sancochos, excursiones a los alrededores del pueblo, baños en los saltos y quebradas, y permanente compañía de su amada novia, a la que admiraba viéndola bañarse en aquellas aguas como se de una ninfa griega se tratara.
A lo largo de aquel puente Calisto y la familia de la novia habían programado, que él se regresara a la Metropolis y ella se quedara en Humocaro Bajo para preparar la boda, que fue dispuesta para celebrarse en la iglesia del pueblo el sábado antes de Semana Santa, justo dentro de cuarenta días. A pesar del cansancio de los paseos a las bellas quebradas y saltos que rodeaban el pueblo y aunque las fiestas del pueblo se habían prolongado hasta bien entrada la noche del martes, con el amanecer del miércoles de cenizas Calisto se levantó y se dirigió a la casa de Herenia en donde lo esperaba su novia, con una taza de café recién colocado. Y con esas palabras de amor que solo conocen los novios, se prometieron amores eternos y llamarse “todos los días” – lo que era posible gracias a la novedosa oficina que la empresa telefónica había instalado en el pueblo –, luego se se besaron y se separaron. – A lo lejos Heres reía. 

Al llegar Calisto a Caracas, lo primero que hizo fue marcar el número de la central telefónica de Humocaro Bajo, el teléfono repico y repico, pero nadie contesto, evidentemente la resaca carnavalesca aún continuaba y la oficina había cerrado temprano (o no había abierto).

Al día siguiente, apenas dieron las ocho de la mañana, volvió a marcar:

-      Oficina telefónica de Humocaro Bajo – escucho a lo lejos.

-      Buenos días, ¿podría por favor comunicarme con la señorita Herenia? – pregunto Calisto

-      La vamos a mandar a buscar, por favor llamo en quince minutos.

-      Ok, gracias – termino antes de colgar.

Justo al cuarto de hora volvió a marcar:

-      Oficina telefónica de Humocaro Bajo – escucho a lo lejos.

-      Buenos días, ¿podría por favor comunicarme con la señorita Herenia? – pregunto Calisto

-      A mira, la mandamos a buscar, pero su mamá le manda a decir que había salido temprano para los picos con sus hermanas y unos amigos, que si puede llame mañana más temprano.

-      Pero, más temprano Ustedes no han abierto – intento replicar Calisto, pero la operadora ya había trancado – Heres reía.

Y al día siguiente, la historia se repitió, pero con algunas pequeñas diferencias:

-      Oficina telefónica de Humocaro Bajo – escucho a la operadora.

-      Buenos días, ¿podría por favor comunicarme con la señorita Herenia? – pregunto casi gritando

-      “Ay mi amol”, el de la bodega paso temprano por aquí y te dejo dicho que la Herenia estaba muy ocupada, que si podías la llamaras después, chao.

-      Pero que tiene que ver el bodeguero - empezó a balbucear el hombre, pero se quedó con las palabras en la boca, cuando escucho un estruendoso click, seguido del peculiar tono del teléfono – a la par Heres reía.

Y así pasaron los días, y la semana y Calisto no había podido hablar con su prometida, le pregunto al joven isleño, y este le dijo:

-      Tampoco nosotros hemos podido hablar con ella, seguramente, está muy ocupada “con lo de la boda”, quédate tranquilo y aprovecha mientras puedas, no seas “Tolete” que ya pronto la vas a tener que ver todos los días, y hasta que la muerte los separe, jajaja – Heres también reía.


Contaba los días, sin poder entender como no lograba comunicarse con Herenia, hasta que finalmente no lo soporto más, y si esperar a la Semana Santa, pidió prestada una de las camionetas de la empresa y salió un viernes en la tarde para Humocaro Bajo sin contarle a nadie. A medida que se aproximaba, sentía un nudo en el estómago, como si un fátum o poder sobrenatural, inevitable e ineludible guiará estuviera jugando con su vida. Y casi cuando llegaba al pueblo se consiguió a un grupo de hombres que con una rudimentaria barricada trancaban el paso. Al principio Calisto se asustó, pero de inmediato se tranquilizó al reconocer a muchos de los que frecuentaban el botiquín al que había ido con el bodeguero, y se bajó de la ranchera para saludarlos. Los hombres estaban armados con machetes, azadones y guadañas y ya no sonreían como hace unas semanas:



-      Hola a todos – saludo Calisto – ¿Qué hacen por aquí?, ¿A quién esperan?

-      Mira – se apresuró a contestar uno de los hombres – es mejor que te regreses por donde viniste y que no llames más pal´pueblo, el bodeguero y su mujer, están ocupados con la ampliación del local no quieren ser molestados.

-      ¿El bodeguero? – cuestiono Calisto – pero si yo no tengo nada de qué hablar con él.

-      Es que te la pasas llamando al pueblo para que te pasen a la mujer del bodeguero – tercio uno de los viejos del Cocuy, levantando un viejo y multicolor garrote tocuyano de los que utilizan en el juego de palos - ¿O es que acaso Usted no tuvo Pae´ que le enseñara que las mujeres ajenas se respetan?

-      ¿Pero si yo solo he llamado a Herenia? – volvió a balbucear Calisto aun sin entender que es lo que pasaba

-      Na´Guara será huevón este guaro, todo el mundo sabe que la niña Herenia y el bodeguero se casaron hace ya una semana, y se asociaron con la mae´de la niña para ampliar la bodega y convertirla en abasto como los de la ciudad, así que mejor es que no llame ni se aparezca más por estos montes, aquí en Humocaro Bajo no nos gustan los extraños y Usted ya no es bienvenido.

… … desde su trono en el Olimpo, Heres reía a carcajadas de aquellos insignificantes mortales que habían osado confrontarla.


Pterodáctilo Ancestral
Febrero 2018




¡SI TE GUSTÓ, COMÉNTALO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!