martes, 26 de septiembre de 2017

Morochos: Guarden sus penas en el fondo del morral


Guarda tus penas en el fondo del morral y ríe ya
Ponte contento y así vencerás, la dificultad......
Siempre estarás alegre, nunca triste estarás, 
guarda tus penas en el fondo del morral y ríe ya

Con la más inmensa alegría esta semana le dedicamos este espacio a nuestros muy amados Rodrigo Javier y Juan Carlos, que repletos de entusiasmo cargan morrales nuevos en sus canoas e hincan los remos en el RIO DE LA VIDA para emprender nuevas aventuras al iniciar sus recorridos como universitarios.

Amados hijos UNIVERSIDAD siempre nos sonó a UNIVERSO, por la diversidad de experiencias, conocimientos, personas, ideas y doctrinas – sociales, religiosas, políticas – que se encontrarán, y con las que en mayor o menor grado tendrán que coexistir y compartir, durante su navegar por esta nueva experiencia. Morochos recuerden disfrutar y aprovechar a plenitud de están maravillosa experiencia, y no olviden cada mañana al ver salir el sol, dar GRACIAS A LA VIDA por lo que les ha dado y por lo que, con la ayuda de Dios, les seguirá dando.


Un solo consejo les damos: « NO LLEVEN SOBREPESO EN ESE VIAJE QUE HOY EMPRENDEN », concéntrense en escudriñar y diferenciar lo realmente fundamental, vital, trascendente e importante para ser felices y para hacer felices a los que aman, así podrán llenar sus morrales de aquello que sea verdaderamente valioso y conveniente para sus vidas. Rogamos a La Divina Pastora de Barquisimeto para que los guie y ayude a diferenciar, y así puedan dejar las cargas infructíferas a las orillas del río, de esa manera guardaran solo lo verdaderamente valioso y útil en sus corazones.

Los aman: Sus Padres



LOS MONJES A LA ORILLA DEL RÍO

Dos jóvenes monjes zen iban de regreso a su monasterio, luego de haber terminado una larga peregrinación para meditar a las que los había enviado su Maestro. Antes de llegar a su morada, debían de cruzar un caudaloso río, el cual encontraron muy crecido. En la orilla se encontraron con una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo de que sus fuerzas no la ayudaran. Uno de los monjes sin decir nada, la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

Su compañero estaba súper furioso. No dijo nada pero hervía por dentro: Eso estaba expresamente prohibido. Un monje budista no debía tocar una mujer y este monje no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.

De esa manera recorrieron el tramo que les faltaba, pero cuando llegaron al monasterio y mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le grito:

-     Tendré que decírselo al Maestro. Tendré que informar acerca de esto. Está prohibido. ¡Eso es pecado!!!!!!!



-     ¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? - le dijo el otro.



-     ¿Te has olvidado? Llevaste a esta hermosa mujer sobre tus hombros - dijo el que estaba enojado.

El otro monje se rió y luego dijo:



-     Sí, yo la llevé. Pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Tú todavía la estás cargando … … …


Pterodáctilo Ancestral
Septiembre 2017



relato escrito sobre mis memorias
luego de haberlo escuchado hace ya
mucho, mucho, muchísimo tiempo

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Mi CORVETTE ya dio de comer... (autor desconocido)


Un sujeto observó mi Corvette el otro día y dijo: «Me pregunto a cuantas personas podrías haber alimentado con el dinero que costó este auto deportivo?»

Yo respondí que no estaba seguro, porque mi auto deportivo ya había alimentado a muchísimas familias en Bowling Green, Kentucky donde fue construido. Le dio de comer a las personas que hicieron las llantas, le dio de comer a las personas que hicieron los componentes para armarlo, le dio de comer a las personas de la mina de cobre que extrajeron el cobre para sus cables, le dio de comer también a gente de Decatur, IL en la empresa Caterpillar, quienes hacen los camiones que transportan las piedras y lingotes de cobre. Le dio de comer a los choferes que lo llevaron de la planta a la agencia y a sus familias. PERO... Debo admitir, que no sé a cuántas personas llegó a alimentar.

Esa es la diferencia entre la mentalidad capitalista y la del asistencialismo.

Cuando compras algo, tú pones dinero en los bolsillos de la gente y dignificas su trabajo y sus habilidades. En cambio, cuando le das algo a alguien por nada, les robas su dignidad y su auto valoración. El capitalismo es darle libremente tu dinero a alguien a cambio de cosas de valor. Socialismo es tomar dinero de otros a la fuerza, contra la voluntad de algunos, y asignar los productos que todos deben adquirir a la fuerza."

Anónimo rodando por internet




NOTA:
NO SE DE QUIEN ES ESTE ESCRITO, PERO DEFINITIVAMENTE ME GUSTO MUCHÍSIMO SU REFLEXIÓN




Autor desconocido, compartido por:

Pterodáctilo Ancestral

Septiembre 2017

martes, 5 de septiembre de 2017

Los mangos son de quien los necesita




Este relato y otros muy parecidos los hemos escuchado y leído infinidad de veces de diferentes formas y maneras, encontrándolo ambientado en diversos países y fechas.

Tantas variantes conocemos, que hoy se nos hace imposible recordar la versión y autoría inicial u original del mismo. Lo que si podemos precisar son tres cosas: (i) la versión que mantenemos en nuestra memoria está basada en un relato que publicó el Dr. Francisco Herrera Luque en su siempre vigente HISTORIA FABULADA y que leímos durante nuestra infancia, (ii) la crónica siempre nos gustó y nos pareció la mejor descripción posible de la verdadera venezolanidad, es por eso que desde hace mucho tiempo la queríamos compartir con Ustedes por este medio, y (iii) dado que no teníamos ninguna versión por escrito del relato, nos tocó escribirlo en su totalidad desde nuestros recuerdos más profundos, por lo que algo – o mucho – de nuestro corazón y estilo quedara en ella, por favor perdónennos lo malo. Entonces para todos Ustedes nuestra versión siglo XXI de ... ... ...




LOS MANGOS SON DE QUIEN LOS NECESITA

Entre 1939 y 1941, aproximadamente 300.000 judíos polacos (casi el 10% de la población judía de la época), huyeron de las zonas de Polonia ocupadas por los alemanes. Particularmente se estima que España permitió el ingreso de unos 30.000 refugiados judíos – mayoritariamente provenientes de Francia – a estos se les permitió cruzar España en su camino hacia Portugal. Y aunque al final de la guerra la presión alemana redujo sustancialmente la cantidad de judíos a los que se les permitió el ingreso a la península Ibérica, los cónsules españoles continuaron repartiendo documentos de identidad (cruciales para escapar) a los judíos en diversas partes de Europa. Por su parte Portugal – un país neutral que mantenía las mejores relaciones con los Aliados – permitió que varios miles de esos judíos polacos llegaran al puerto de Lisboa y una vez allí, organizaciones judías estadounidenses y francesas ayudaron a miles de refugiados a llegar a los Estados Unidos y Sudamérica: Nuestra Otylia Minsky era uno de ellos.


Otylia significa Heroína Afortunada en la lengua de sus abuelos, y nuestra protagonista hizo honor a su nombre en la huida que protagonizo desde su Varsovia natal, hasta el puerto portugués. Tan pronto como las tropas de Hitler, avanzaron sobre Polonia en 1939 – a la larga los nazis matarían al 90% de los judíos polacos – los Minsky buscaron la manera de emigrar a Sur América, sin embargo, el viaje era largo, costoso y sobre todo riesgosos para una familia de judíos que dada su fisionomía PARECÍAN JUDÍOS y no tenían la menor oportunidad de pasar por católicos – aun hoy es imposible cuantificar a los judíos polacos conversos que eligieron esconder su identidad para proteger sus vidas y la de sus hijos – por lo tanto los tres miembros de la familia Minsky comenzaron a vender sus bienes y propiedades para obtener los fondos que le permitieran pagar el largo viaje hasta Buenos Aires, en donde pensaban buscar a unos familiares que les ayudarían a iniciar de nuevo con sus vidas.


La venta de las pertenencias se dificulto por los bajos precios que pagaban los usureros de los cambalaches, aprovechando la precaria situación que vivían los judíos en aquella Europa Nazi, y por lo doloroso de tenerse que desprender de sus posesiones más preciadas, aquellas que atesoraba su historia y la de sus ancestros. Por eso en las noches al acostarse Otylia terminaba sus oraciones invariantemente de la misma manera: «Lo sé, lo sé. Somos el pueblo elegido. Pero, de vez en cuando, ¿no podrías elegir a algún otro?» (tomado de El violinista en el tejado).


Entre octubre y noviembre de 1940, las tropas Nazis iniciaron la implementación del Getto Warszawskie (en español: El gueto de Varsovia), con la idea de confinar a todos los judíos de Varsovia, y en ese momento el Sr. Minsky decidió que ya no podían esperar más, y contacto a los miembros de Armia Krajowa (Ejército del País), quienes dirigían las acciones más arriesgadas en apoyo de los resistentes judíos. La idea era sumamente audaz ya que la ruta elegida era larga, y estaba totalmente dominada por las tropas alemanes: atravesarían el sur de Austria (teniendo sumo cuidado en evitar Viena) hasta llegar a la “Neutral Suiza”, luego subirían al norte para ingresar a la Francia ocupada (alejándose de las zonas dominadas por el Gobierno de Vichy), desde allí recorrerían diagonalmente “La France” para alcanzar los Pirineos, planeaban penetrar a España por Fuenterrabía en el País Vasco para cual peregrinos medievales seguir el Camino de Santiago continuando a Portugal, que recorrerían de norte a sur buscando Lisboa donde planeaban embarcarse hacia la Libertad. La descripción dada en esas pocas líneas pudiera parecer poco para alguno de nosotros, pero suma más de 11.500 Km entre los 5.000 Km para atravesar la Europa Nazi y los 6.500 Km que navegarían a través del Atlántico y del Caribe para llegar a las costas de América, y nuestra protagonista tardo casi un lustro en recorrerla, y le costó todo lo que su familia había ahorrado por generaciones más, la vida de sus padres.


El padre murió, entrando al Principado de Liechtenstein (Suiza) cuando el supuesto contacto que los ayudaría a cruzar la frontera resulto ser un colaboracionista que los traiciono, sus últimas palabras a su esposa e hija fueron: «Sin todas nuestras tradiciones, nuestra vida sería algo tan inseguro como un violinista en el tejado» (tomado de El violinista en el tejado).

La Madre no resistió el frio y murió de pulmonía la noche de Navidad de 1944 en algún pesebre de un pueblo entre Burdeos y San Sebastián, la hija lloro por no poder darle sepultura según la tradición de sus abuelos y no tener un tradicional Takhrikhin para ella. Sus palabras de despedida para su hija fueron: «Te fe mi niña, algún día esta horrible guerra habrá terminado, algún día volveremos a ser personas y no solamente judíos» (tomado de El Diario de Anna Frank).


Otylia, continuo sola con su ÉXODO y cuando finalmente se embarcó en el “Luciano Manara” en el Puerto de Lisboa, la guerra técnicamente había terminado y ella estaba arruinada (sus pertenecías apenas llenaban una vieja mochila de lona) y sola (no tenía ni amigos ni familia en todo el mundo). Luego de dos largas semanas de navegación, finalmente la joven admiro por primera vez las montañas que le darían sombra por el resto de su vida.



Así el amanecer del primer sábado de mayo de 1945, encontró al “Luciano Manara” plácidamente anclado en la rada de La Guaira en donde se quedaría algo del pasaje (especialmente portugueses y canarios), y el buque se abastecería para continuar su viaje hasta Buenos Aires. Otylia aprovecho la oportunidad para bajar a tierra y de esa manera alargar sus piernas entumecidas, al llegar al pueblo sintió por primera vez las caricias de los rayos del Sol del Caribe y comenzó a caminar por las calles viejas del puerto que no habían sentido la modernización introduciendo por las audaces reformas con las que el Presidente Medina buscaba convertir a Venezuela en una república moderna y plenamente integrada al siglo XX.


Comenzó a caminar por las calles bellamente adornadas con altares a La Cruz de Mayo, y al llegar a una esquina observo a un negrito sin camisa ni zapatos, y que con solo unos viejos calzones que hacían las veces de traje de baño, administraba la venta de una docena de frutas amarillas y apetitosas que la joven jamás había visto y menos probado. Toda el hambre acumulada en aquel largo año de deambular de escondite a escondite a lo largo de media Europa, se hizo presente y los ojos de Otylia no la pudieron ocultar. El negrito vendedor entendió que se aproximaba una buena venta y tomando los dos mejores ejemplares de su “mostrador” se los ofreció a la potencial cliente diciendo: «tome aproveche son del Ávila y a dos por locha, no podrá conseguir mejores precios de aquí a la Plaza Bolívar de Caracas», para la joven aquellos días y noches rodeada de lusitanos e isleños, no habían sido suficientes para lograr entender el idioma español, pero comprendió lo que le decía aquel negrito desnudo que le ofrecía dos extrañas frutas, la blanca sonrisa sobre la carita bronceada la hizo sentir en confianza y sin pensarlo le respondió en la lengua de sus padres: «Nie mam pieniędzy». Él niño jamás había escuchado aquella extraña lengua, pero de inmediato entendió lo que sucedía y puso las frutas en las blancas manos de la niña diciendo: «Tome coma tranquila, los magos son de quien los necesita». Aquella tarde Otylia bajo sus pertenencias a Venezuela, su DIÁSPORA había terminado, había llegado a LA TIERRA PROMETIDA.



Dedicado a todos los emigrantes que hicieron de esta tierra su Patria Adoptiva,

especialmente a mis padres Cecilia & Rodrigo, a mi suegra María Luisa,

y a mi inolvidable amigo Luigi GINO Luongo

que ayer 1ro de septiembre de 2017 partió al campo del reposo y de la dicha

a contar sus historias alrededor de la fogata eterna
MISIÓN CUMPLIDA GINO
LARGA ES TU HISTORIA Y ETERNA TU LEYENDA



Pterodáctilo Ancestral
2 de septiembre de 2017