taki ti takí, taki ti
tá
Apenas salió del
aeropuerto Simón Bolívar, el calor de Maiquetía golpeo al joven de veinticinco
años con una sensación que nunca había imaginado posible, por eso se apresuró a
buscar la frescura del aire acondicionado, entrando al asiento trasero del FORD
LTD NEGRO en que el chofer lo esperaba para llevarlo hasta Guatire.
El chofer intento plantear una conversación intrascendente, de esas con que no se quiere arriesgar absolutamente nada, pero: entre el jet lag (que ya existía, aunque no estaba bautizado por esos tiempos), el entumecimiento de largas horas de vuelo en aquel minúsculo asiento y el arrullo de aquella conversación, simplemente se quedó dormido.
Al despertar, el vehículo estaba entrando al estacionamiento de la pequeña fábrica de marcos metálicos para puertas y ventanas. El nuevo dueño (nieto del fundador), había decidido repotenciar la planta comprado una vieja plegadora semiautomática de segunda (o tercera) mano, y a él lo habían contratado para ponerla a punto. A pesar de su corta edad, contaba con amplísima experiencia en aquellas viejas máquinas de los años cincuenta, ya que desde antes de los diecisiete años ayudaba a su padre y su abuelo, quienes se habían especializado en el mantenimiento y la repotenciación de las mismas desde hacía muchísimo tiempo, y para «tutte le fabbriche» instaladas a lo largo de las riberas del «Lago Maggiore», ellos eran la mayor institución en lo relativo al subsistencia de esas vetustas máquinas.
El chofer intento plantear una conversación intrascendente, de esas con que no se quiere arriesgar absolutamente nada, pero: entre el jet lag (que ya existía, aunque no estaba bautizado por esos tiempos), el entumecimiento de largas horas de vuelo en aquel minúsculo asiento y el arrullo de aquella conversación, simplemente se quedó dormido.
Al despertar, el vehículo estaba entrando al estacionamiento de la pequeña fábrica de marcos metálicos para puertas y ventanas. El nuevo dueño (nieto del fundador), había decidido repotenciar la planta comprado una vieja plegadora semiautomática de segunda (o tercera) mano, y a él lo habían contratado para ponerla a punto. A pesar de su corta edad, contaba con amplísima experiencia en aquellas viejas máquinas de los años cincuenta, ya que desde antes de los diecisiete años ayudaba a su padre y su abuelo, quienes se habían especializado en el mantenimiento y la repotenciación de las mismas desde hacía muchísimo tiempo, y para «tutte le fabbriche» instaladas a lo largo de las riberas del «Lago Maggiore», ellos eran la mayor institución en lo relativo al subsistencia de esas vetustas máquinas.
taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí,
taki ti tá
Al llegar a la
planta, Luca conoció a Ferdinando Cori: el nuevo dueño (joven ítalo venezolano
de tercera generación, quien, estaba decidido a aprovechar al máximo los
créditos industriales promovidos por CAP-I, para convertir el «il laboratorio del nonno» en una verdadera industria), a Ña´Carmen Cruz: la
administradora de la empresa (una negra barloventeña que aparentaba unos
sesenta y dale años quien hacía de administradora, jefa de recursos humanos, responsable
de servicios generales, compradora y secretaria desde las ya lejanas épocas en
Don Benedetto, el abuelo de Ferdinando, dirigía la empresa, fue ella quien coordino
todo lo relativo al viaje con Luca, y sus contactos con el resto del personal),
a Boris: «il caposquadra» (un viejo de edad y origen totalmente
imprecisos, que hablaba un dialecto indescifrable, y que además de ser el alma
de la producción, de la calidad, del mantenimiento y de la seguridad del taller,
se encargaba de todo aquello que sus patronos le encomendaban) y finalmente
Rosalinda: la recepcionista y asistente de Carmen (una preciosa negra oriental
de unos dieciocho años, que haciendo honor a su tocaya del poema de Ernesto
Rodriguez: «tenía los senos bonitos, como las rosas abiertas, pulpa de amor en el
centro de sus pupilas saltonas, como las frutas pintonas que dicen mucho por
dentro»). Con todos ellos de una u otra manera comenzó a trabajar Luca
en su inmenso apuro de terminar el trabajo antes del viernes.
Y es que, el
joven Luca guardaba para si un inmenso secreto. La verdadera razón de su
visita, poco o nada tenía que ver con la «vecchia piegatrice», su viaje a estas
tierras, estaba motivado por su inmenso deseo de escuchar el toque de tambores en
Curiepe. Desde que había visto un documental en la RAI sobre la celebración de
los tambores de San Juan en aquel remoto Barlovento Venezolano, había quedado enamorado
de todo aquello: de la tierra ardiente, de la fiesta, del taki ti takí, taki ti
tá, de sus colores, del ambiente desenfrenado y libertino, del ron y la caña
clara, de los tambores, de las negras con cintura prieta y del taki – taki sobre
la mina.
Por eso: cuando
llamaron de Venezuela pidiendo un presupuesto, se afano en convencer a su padre
y su abuelo de que él ya estaba listo, y podía encargarse de ese trabajo. Por
eso: desde el principio había cuadrado el viaje para que le coincidiera, con el
sábado 24 de junio de 1978 día de San Juan (que to´lo tiene, y to´lo da). Por
eso: antes de salir del aeropuerto de Malpensa vía Roma y Caracas, le había
pedido a la Administradora de la fábrica la Sra. Rosalía Cruz, que le ubicara un
«ostello o locanda», en el pueblecito oriental o en sus alrededores, y que le
recomendara un chofer de confianza que pudiera llevarlo el viernes al terminar
con los trabajos de la fábrica y buscarlo el lunes por la mañana. Por eso: se
había propuesto terminar a como diera lugar con todos los trabajos de la
plegadora antes del mediodía del viernes, de manera de pasar la noche de San
Juan en la Plaza Bolívar del pueblo. Por eso: desde y para siempre, a más de
ocho mil kilómetros de distancia, y sin saberlo, el joven italiano había atado
su destino con Curiepe.
Al llegar, y
luego de las presentaciones, y la palabrería esperada, le preguntaron si quería ir a comer y a descansar al hotel, pero las prioridades de Luca estaban
muy claras, y decidió ir con Boris para revisar el estatus de los trabajos que
vía télex había solicitado, le adelantaran antes de su arribo a la planta. Lo
que vio le agrado, el multiuso de la planta, había realizado los trabajos
encomendados con precisión y acatamiento prusianos, por lo que todo estaba mucho
mejor de lo esperado. Como a las dos horas de estar trabajando, Rosalinda se
les acerco con par de arepas de “Reina Pepeada” adornadas con tomate
margariteño, y dos polarcitas vestidas de novia, los hombres detuvieron el
trabajo y los tres se sentaron sobre unos bancos del taller para catar la cena,
ya a Luca le habían contado de este exótico manjar del Caribe, pero al
probarlas pensó que ninguna de las alabanzas escuchadas, le hacían honor a
aquella exquisitez. Y es que el placer se volvía exquisito, al
armonizarlo con la sonrisa, la risa y el taki ti tá de aquella exuberante
Rosalinda.
Al rato se les
acerco Ña´Carmen, y les dijo (les ordeno) que ya era hora de retirarse, Luca
aprovecho para preguntar:
- Signora Cruz, Posso localizzare l'ostello a Curiepe?
- Reservamos en el mejor del lugar del pueblo, sin embargo, insistimos que esa desvergüenza no es adecuada para un caballero como Usted, ese libertinaje es cosa de negros, allí manda el maligno, y se ven cosas que los cristianos no podemos ni mentar – contesto la mujer mientras se santiguaba repetidamente, y procedió – pero si Usted insiste mañana temprano, Rosalinda llama para confirmar, pero yo creo que no debe ir, eso son cosas del maligno, esos son cosas del maligno… …
Boris se mantuvo
estoico, eso no era con él, pero los dos jóvenes rieron a coro, en una
complicidad propia de una pareja de muchos años, lo que no pasó desapercibido
para la vieja Ña´Carmen.
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
De esa misma manera,
paso el resto de la semana: Luca y el viejo Boris automatizando y poniendo a
punto la plegadora desde el amanecer hasta bien entrada cada noche; Ferdinando
Cori llamando desde las oficinas de Caracas para verificar ¿CÓMO VA TODO?,
¿NECESITAN ALGO?, ¿TERMINAN A TIEMPO?; la Sra. Cruz ordenando, mandando,
coordinando y convenciendo a Luca de que bajo ningún concepto debe ir a Curiepe,
porque: «esos son cosas del maligno»; y Rosalinda llevándoles el almuerzo, la cena, cafecitos bien
cargados (como le gusta a Boris) durante todo el día de cada día, y polarcitas bien
frías al anochecer, pero sobre todo: alegrándole a Luca las mañanas, las tardes
y las noches con su figura, su voz, su sonrisa, su risa, su piel azabache, sus
rojos labios, sus ojos negros, su olor, su taki taki al caminar, con su sola
existencia.
Y finalmente
llego el viernes, y como estaba programado el trabajo estaba culminado, la «piegatrice»
estaba lista, y temprano en la mañana, los tres Cori´s llegaron a Guatire para participar
en el arranque de la misma, el escenario estaba montado: los tres dueños en
primera fila, detrás la Sra. Cruz y Rosalinda (que hoy lucía un apretado pantalón Olímpico, de
aquellos de «QUE BUEN PANTALÓN», de color blanco, una extraordinariamente
bien ajustada franela que resaltan sus abundantes atributos, y todo rematado
por unos zapatos de puntiagudos y altos tacones rojos, más propios de un
cabaret que de una planta industrial), frente a los dueños Luca (como un
director de orquesta) parado frente a su obra, y finalmente Boris junto a un ayudante,
alrededor a la plegadora. Sin esperar instrucciones, el ayudante paso el
breaker de potencia, y Boris le dio instrucciones a la máquina, taki ti takí,
taki ti tá comenzaron a sonar los viejos engranajes movidos por aquellos nuevos
servomotores, taki ti takí, taki ti tá sonaban las veteranas levas mientras se
despertaban de años de óxido y herrumbre, taki ti takí, taki ti tá retumbaba
todo el taller, y de inmediato la vieja plegadora repotenciada, comenzó a
producir una larga serie de marcos de ventanas. Solo los aplausos del público,
acallaron el ruido de la plegadora. Y por no tener más nada que hacer ni observar:
así como había comenzado hacía apenas una semana, la repotenciación de la pequeña
fábrica de marcos metálicos, para puertas y ventanas de Guatire, se terminó.
Luego de las
felicitaciones, los agradecimientos y las despedidas de rigor: abuelo, padre y
nieto, se despidieron y en procesión se apresuraron en buscar el FORD LTD NEGRO
del año, para acortar al máximo su permanencia en el calor de Guatire e iniciar
de inmediato su retorno a Caracas, taki ti takí, taki ti tá suenan los tacones
de Rosalinda corriendo tras ellos para que le firmaran algunas órdenes de
compra, antes de partir.
Mientras los
dueños se van Luca y Ña´Carmen, se despiden en la oficina:
- La ringrazio molto per tutta Signora Cruz, senza il tuo prezioso aiuto non avrei potuto finire entro la settimana– dice Luca mientras la besa en ambas mejillas.
- No hay de que muchacho, fue solo trabajo en equipo, te felicito – contesta la Doña, dándole un beso en la mejilla, y continuo – Boris, ya te está esperando con la Pickup para llevarte a Curiepe, pero yo insisto que deberías suspender ese viaje, «esas son cosas del Maligno».
- Stai calmo, signora Cruz, mi prendo cura di me stessa, grazie mille per tutto – contesto/grito el Luca que ya se dirigía hacia el estacionamiento con sus maletas en la mano.
Luca abordo la
pickup, notando la infinita diferencia entre la comodidad del FORD LTD que lo busco
en Maiquetía, y la de esta FORD F150, que le asignaron para concluir su viaje. Pero
sin pensarlo mucho abordo el puesto de copiloto, y de inmediato ambos hombres salieron
hacia el viejo caserío, situado a solo 100 Km de Caracas, y que fue fundado hacia
el año 1721 por el «Negro Juan del Rosario Blanco y su partida de negros libres y
cimarrones, a las orillas del río homónimo», la idea de los dos hombres
era llegar al poblado esa misma noche para escuchar y participar en el taki ti
takí, taki ti tá, con la que todos las noches del 23 de junio los descendientes
de Juan del Rosario conmemoran el bautismo de Jesús por San Juan durante la
noche más mágica del año, la Noche de San Juan.
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Boris lo dejo frente a la posada que había contratado Ña´Carmen, justo a tiempo para que Luca entrara, dejara sus maletas y se uniera a la fiesta al filo de la media noche, en el mismo instante cuando se encienden las hogueras, y el taki ti takí, taki ti tá se apodera del ambiente, envolviendo todo con su magia: en cada esquina el calor de una hoguera, con cada hoguera el frenesí del taki ti tá de los tambores, y al son de ese taki ti tá las negras ardientes de cinturas prietas, llenándolo todo con sus cuerpos, con sus risas, con el taki ti tá de sus cinturas, con sus senos ardientes listos para explotar, y con sus negras cabelleras batiéndose al ritmo de la música, recordando épocas cuando a sus esclavas abuelas solo les daban unas cortas noches al año para que festejaran a su manera, y lo hacían diciendo a sus amos que bailaban en honor de San Juan Bautista, cuando de verdad lo hacían por Shangó, por Yemanyá y Oxún, por Obatalá, o por el mismísimo Elegbará.
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Luca compro un
par de botellas de caña clara, empino la primera y bebió un larguísimo trago, sintiendo
como el líquido le quemaba por dentro, con la misma intensidad con que las
llamas de las hogueras alumbraban las blancas paredes de la centenaria y única
iglesia de Curiepe, luego comenzó a caminar hacia la Plaza Bolívar, cuando una
bella negra se le paro al frente y comenzó bailarlo, Luca intento seguirle los
pasos, guiado por las risas y los movimientos de la hembra, hasta que está soltó
una larga carcajada, le quito la botella de la mano, saboreo si reparos la
transparente bebida, y luego la compartió con el joven italiano mediante un
largo y caliente beso, al terminar – entre risas – se apartó del joven, y
continuo con su taki ti takí, taki ti tá perdiéndose entre el bullicio del pueblo…
…
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Luca continuo
adentrándose en aquella fiesta, al calor de las hogueras, del Caribe, de los
tambores, de la bebida, de las hembras… … y entonces sin más la vio, en medio
de su euforia, en medio de sus deseos, en medio de su lujuria, en medio de su
embriaguez la reconoció entre la multitud, era ella, tenía que ser ella, solo
podía ser ella, llenándolo todo con su figura, su voz, su sonrisa, su risa, su
piel azabache, sus rojos labios, sus ojos negros, su olor, su taki taki al
caminar, llenándolo todo con su sola existencia, ella también lo vio, lo
reconoció, se carcajeo y continuo bailando, continuo moviéndose al son de aquel
contagioso e interminable… …
taki ti takí, taki
ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Luca se apresuró
a alcanzarla, corrió mientras atravesaba la multitud, pero cuando finalmente
logro llegar al sitio donde la negra bailaba, ya ella allí no estaba, como loco
la busco, ¿de verdad la había visto, o solo eran sus más profundos deseos,
bañados por aquella caña?, ya presa de la locura, Luca continúo adentrándose en
aquel bullicio, bailando, bebiendo, apeteciendo, deseando, y al rato – a lo
lejos – nuevamente la descubrió, bailando alrededor de otra de las hogueras,
era ella, tenía que ser ella, solo podía ser ella, llenándolo todo con su
figura, su voz, su sonrisa, su risa, su piel azabache, sus rojos labios, sus
ojos negros, su olor, su taki taki al caminar, llenándolo todo con su sola
existencia, ella también lo vio, lo reconoció, se carcajeo y continuo bailando,
continuo moviéndose y contorsionándose al son de aquel contagioso e
interminable… …
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Ahora Luca,
corrió como poseído, empujando todo a su paso, apartando todo en su galopada,
sudando por el calor del Caribe, de las hogueras, de la carrera, de la bebida,
del deseo por aquellas exuberantes hembras, y de aquel interminable taki ti
takí, taki ti tá que ya le retumbaba por dentro, y al llegar – nuevamente – ya
ella no estaba allí. Envuelto en su locura Luca grito, busco, rebusco, escruto,
y nada ella ya no estaba… … cuando de repente – ¿o al rato? – nuevamente la
descubrió – a lo lejos – bailando alrededor de otra de las hogueras, era ella,
tenía que ser ella, solo podía ser ella, llenándolo todo con su figura, su voz,
su sonrisa, su risa, su piel azabache, sus rojos labios, sus ojos negros, su
olor, su taki taki al caminar, llenándolo todo con su sola existencia, ella
también lo vio, lo reconoció, se carcajeo y continuo bailando, continuo
moviéndose y contorsionándose al son de aquel contagioso e interminable… …
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Aquel acto se
repitió, una, dos, miles e infinitas veces, durante aquella noche sin fin,
durante aquella fiesta sin final, en la que sumergido en la bebida y poseído
por la locura, Luca recorrió una, dos, mil o infinitas veces, cada calle, cada plaza,
cada acera, cada esquina, cada hoguera de Curiepe, y entonces a llegar al rio, una
vez más la vio, la descubrió, esta vez no bailaba alrededor de las hogueras,
esta vez no se confundía entre la multitud, ahora la veía definida, clara, sin
dudas, como una diosa negra, como una divinidad de ébano, parada en la otra
orilla del rio, a todo el borde de la selva, sonriéndole, haciéndole señas e
invitándolo a seguirla, llenándolo todo con su figura, su voz, su sonrisa, su
risa, su piel azabache, sus rojos labios, sus ojos negros, su olor, su taki
taki, llenándolo todo con su sola existencia, con su baile, al son de aquel
contagioso e interminable… …
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
El lunes por la
mañana, todo era algarabía y conmoción en la pequeña – y recientemente
repotenciada – fábrica de marcos metálicos, para puertas y ventanas de Guatire.
Rosalinda y Boris, totalmente perplejos ojeaban la edición del día de LA
VOZ DE GUARENAS, completamente abierta sobre la mesa de la oficina:
CURIEPE CONMOCIONADA POR
EL ABOMINABLE ASESINATO DEL JOVEN TÉCNICO
ITALIANO
Las autoridades y la comunidad curiepense, continúan indignados
e impresionados, por el aborrecible asesinato del joven Luca Ruggerie,
técnico italiano que decidió realizar una visita turística, para conocer la
folclórica celebración de la Fiesta de San Juan, en esta bella zona turística
de la parroquia Curiepe del Municipio Brión, en la región de Barlovento, del estado
Miranda. El cuerpo del joven técnico fue hallado por unos conuqueros en la
tarde del sábado 24 de junio, en la zona conocida como el altar de piedra. Al
lugar se trasladaron los oficiales del Cuerpo Técnico de la Policía Judicial para realizar
las investigaciones de rigor… … … …
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¿EL REGRESO DEL CHUPACABRAS?
Este reportero, pudo conversar con Rafael Bastardo y Pedro
Mesa, los conuqueros que el pasado sábado, se dirigían a sus conucos, para
encontrarse con el cuerpo sin vida del Luca Ruggeri de 25 años, de origen
italiano. Los parceleros, comunicaron a LA VOZ, que lo que más les
impacto, fue que, aunque el cadáver presentaba graves heridas y con la cabeza
totalmente separada del cuerpo, no habían manchas de sangre, o rastros de la
misma, sobre el denominado Altar de Piedra, en donde fue hallado por ellos… …
… …
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taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
A media mañana,
cuando Ña Carmen llego a la planta, Boris se le quedo mirando de medio lado, como
quien no quiere ver la cosa: la mujer representaba muchos años menos que los
que aparentaba cuando se despidieron el viernes, sus cabellos ayer repletos de
canas, hoy lucían un nuevo y extraordinario brillo, los senos caídos y
arrugados del viernes, ahora hacían alarde de plenitud, invitando a la lujuria,
y al placer. Su piel presentaba ahora un extraño y nuevo brillo, que hacía
tiempo no tenia, y su todo era el de una bella y apetecible mujer.
Al pasar frente
a la mesa, en donde Rosalinda y Boris leían la prensa, se paró un momento, y
les dijo: «Yo le dije a ese joven que no debía ir a Curiepe, que ese no era lugar
para él, que yo creía que allí no debía ir, que eso eran cosas del maligno, que
eso eran cosas del maligno – y poniendo sus ahora tersas manos sobre los
hombros, del ”il caposquadra” y su asistente, les dijo – y siempre es muy bueno
recordar, que no es sano meterse con el maligno»
taki ti takí,
taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá / taki ti takí, taki ti tá
Pterodáctilo Ancestral,